RESONABAN los tambores y las trompetas como preludio de la batalla que esperaba en Gobela. Arenas de Getxo y Sociedad Deportiva Logroñés tenían una pugna de 90 minutos por delante. Una contienda en la que los locales partían con cierta ventaja gracias al gol logrado en Logroño, además de jugar el partido de vuelta en casa. El espectacular recibimiento al autobús que trasladaba a los jugadores hacía indicar que era una batalla que no podían perder. Las gradas del estadio getxotarra estuvieron teñidas de rojinegro, cada hincha local estuvo ataviado con un elemento distintivo del Arenas. Niños, padres y abuelos, varias generaciones de hinchas reunidos dispuestos a festejar el ansiado regreso a Segunda División B. Y como dice el refranero popular, a la tercera va la vencida.

Media hora antes del comienzo del partido el estadio comenzaba a estar repleto. El lleno estaba asegurado. 1.200 gargantas para la ocasión. La afición fue el jugador número doce, el once tras la expulsión de Aitor Ramos. Los aficionados no dejaron de animar, salvo los minutos posteriores a la expulsión. El ambiente festivo quedó neutralizado por unos instantes. Los rostros de los hinchas comenzaron a reflejar cierto nerviosismo y preocupación, que Javi López se encargó de calmar con su gol. El tanto provocó un estallido de júbilo; besos y abrazos entre el público, que veía el sueño del ascenso más cerca. Con el descanso llegó el momento de tomarse un más que merecido respiro. En la grada los rostros de felicidad eran más que visibles.

La segunda mitad arrancó de la mejor manera posible. Dos goles rápidos de Aranbarri en menos de un minuto sentenciaron la eliminatoria y provocaron que la fiesta arrancase en las gradas de Gobela. Los tantos locales devolvieron los besos y abrazos a las gradas. Los gritos de “Arenas, Arenas”, fueron sustituidos por el clásico “Que bote Gobela” y por el “Oe, oe, oe, a segunda B”. Ni el gol del Logroñés logró cambiar el estado de animo de la afición local, que continuó con su fiesta. Aranbarri siguió con su festival goleador, marcó su tercer tanto y Gobela no puedo reprimirse. Los gritos de “histórico” retumbaron por toda la tribuna. Incluso algunos aficionados se giraron hacia el palco de autoridades para cantarle al presidente: “Queremos un campo nuevo”.

La alegría de bolo El final del partido fue el inicio de la fiesta, invasión de campo incluida. Los abrazos en la grada se trasladaron al césped donde los jugadores y cuerpo técnico fueron rodeados por los hinchas. La deportividad reinó, hubo ovación para los jugadores y aficionados visitantes. Desde la megafonía se informó que la fiesta continuaba en la Plaza del Ajedrez. Los miembros del Arenas se dieron un baño de multitudes, entre abrazos de los hinchas el míster Jon Pérez Bolo aseguró que era “un día histórico” para el club. “Treinta y cinco años después volvemos a estar en Segunda B. La afición ha estado impresionante. El recibimiento al equipo y cómo han animado durante el partido ha sido increíble”, destacó el entrenador bilbaino, que continuó la celebración con sus jugadores.