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El Balmaseda controló el primer acto del partido

El Balmaseda controló el primer acto pero fue sorprendido al inicio del segundo por el erandio

El Balmaseda controló el primer acto del partido

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ERANDIO: Antxia, Rekero, Goya, Aimar, Antón (Min. 73, Fernando), Akier, Unzueta, Carlos, Ugutz, Intxausti (Min. 46, Jagoba) y Manutxo (Min. 85, Erlantz).

BALMASEDA: Iván, Estévez, Cabanas, Urbano, Delgado, Aller, Vicky (Min. 60, Orats), Mario, Endika, Tuto (Min. 69, Leo) y Monteiro (Min. 63, Cuevas).

Gol: 1-0: Min. 54; Intxausti.

Árbitro: Azkuenaga Astorkiza. Amonestó al local Aimar y al visitante Delgado.

Incidencias: Unos 250 espectadores en Ategorri.

erandio - Mientras hay vida hay esperanza dijo el poeta griego Teócrito. Y a esa famosa frase parece agarrarse con toda su fuerza el equipo de Oscar Tabuenka. La salvación ya está a tres puntos, después de esta jornada, y una de las salidas que aún resta es la de Pasaia. Cita crucial para soñar. Y no es que ante el Balmaseda se derrocharan méritos suficientes como para alzarse con el triunfo final, pero los de Ategorri estuvieron en su sitio, en el momento clave. Y sumaron tres puntos que vuelven a proporcionar esperanza y vida cuando quedan ocho jornadas.

En la primera parte, el Erandio naufragó por completo, pero se topó con un rival superior que no supo aprovechar su momento. El Balma tocaba y tocaba y se sabía mejor, pero a la hora de decidir era un conjunto apático, romo, que no demostraba pegada, ni efectividad. Mario sacó una falta con rosca que cabeceó fuera Cabanas. Los de casa apenas construían juego y el Balmaseda no concretaba.

Tras el descanso, el Erandio salió a por todas en un atisbo de reacción. Una jugada embarullada acabó con el balón en los pies de Rekero, que centró e Intxausti logró marcar. Un gol que fortaleció a los de los de Ategorri. No crearon más ocasiones, pero supieron guardar con orden su tesoro y el Balma se vio incapaz de convertir en gol la superioridad que había mostrado antes. Ni la salida de Orats, Cuevas y Leo movieron el marcador, y los de casa sueñan ya con un famoso poeta griego.