EL pasado febrero Pep Guardiola aseguró que "la Bundesliga es más difícil que la Champions". Si fuera así, la Liga de Campeones sería otro paseo muniqués, como lo está siendo la Liga alemana, y el deber y obligación del Buda de Santpedor sería reeditar la corona continental para prolongar así el laureado legado de Jupp Heynckes. Pero esta es otra historia. El de Guardiola, más que comedido, es un discurso difícilmente sostenible, pues en el vestuario, fisurado respecto a la prudencia, ya hay quien, dentro la aureola de la conquista del campeonato alemán, entona el alirón. "Nadie piensa realmente que vayamos a perder seis partidos de doce cuando hasta ahora no hemos perdido ninguno", dijo el jugador Thomas Müller, tras seguir amasando récords este pasado fin de semana, figurando a 20 puntos de distancia del inmediato perseguidor, el Borussia Dortmund.

Los números cuestionan la sinceridad del entrenador de una tropa que cabalga por Alemania como lo haría Atila. Sin cinismo, el Bayern es el Panzer que desequilibra cualquier contienda que se libra en territorio germano. Frente al Wolfsburgo, en el marco de la 23ª fecha de la liguera, la actuación fue aplastante. Y así, al compás de la batuta de Guardiola, el acorazado muniqués pulverizó la gesta histórica en la Bundesliga de 15 victorias seguidas que lideró Felix Magath en el banquillo bávaro entre las campañas 2004/05 y 2005/06. Hilado al récord de 16 triunfos encadenados, el elenco alcanzó los 48 partidos seguidos invicto y trenzó 60 en los que al menos ha anotado un gol. El Bayern se encuentra ahora a una victoria de igualar el récord de las cinco grandes ligas europeas que estableció el Inter de Milán de José Mourinho en el 2008, con 17 triunfos.

thiago rompe Incluso hubo incertidumbre en el Volkswagen Arena, donde el Wolfsburgo se adelantó en el marcador. A punto de cumplirse la hora de juego y con el empate en el luminoso, Guardiola incorporó a Thiago, ese chico que en su primer curso en la Bundesliga ha dejado a todos a remolque, llegando días atrás a dar 185 toques al balón durante un partido, más que ningún otro jugador en la historia de la competición germana; la cima la ocupaba hasta esta temporada su compañero de filas Bastian Schweinsteiger con 157 toques. El revulsivo fue tremendo. El hijo de Mazinho, acto seguido a su entrada en el campo, dio un magistral pase a Müller para que este adelantara al Bayern. Fue la alfombra roja para una goleada brutal. Apenas 17 minutos: 5 goles.

La orgía de tantos (1-6 al final) le alzó al croata Mandzukic a la cúspide de goleadores de la Liga, con 16 dianas, una más que Lewandowski y que Ramos, lo cual no destaca especialmente -menos viendo los 77 goles a favor y los 11 en contra que ostenta el Bayern- si no va acompañado de su promedio. Anota cada 95 minutos. Es el cañón de un equipo que reparte minutos y goles: Müller, 12 tantos; Robben, 10; Ribéry, 8; Gotze, 6; Shaqiri, 5... Lewandowski o Ramos -esperanza colombiana en caso de no acudir Falcao al Mundial-, segundo y tercero en el orden de goleadores con 15, poseen una media de un gol cada 131 minutos y cada 141, respectivamente.

En términos colectivos, los chicos de Guardiola han cedido puntos en dos ocasiones en Liga, contadas ambas por empates, ante el Friburgo y el Bayer Leverkusen. En las últimas cinco jornadas ha amasado la friolera de 4,20 goles por partido. La bestia sigue creciendo. Desde el aterrizaje de Guardiola el pasado verano el equipo ha perdido dos veces en el total de las competiciones, el 4-2 en la Supercopa de Alemania disputada frente al Dortmund y el 2-3 ante el Manchester City en la fase de grupos de la Liga de Campeones. Puede que sea así, que el escenario de la Champions sea transforme en una minibundesliga.