Ramos sancionado con cinco partidos por llamar "sinvergüenza" al árbitro
Sergio Ramos, sancionado con cinco partidos por llamar "sinvergüenza" al árbitro
bilbao. Arrepentirse y disculparse a través de las redes sociales no sirve como atenuante para Francisco Rubio Sánchez, juez de Competición, que ayer sancionó a Sergio Ramos, defensa del Real Madrid, con cinco partidos de suspensión, uno por doble cartulina amarilla y la correspondiente expulsión y otros cuatro por llamar "sinvergüenzas" a Miguel Ángel Ayza Gámez, árbitro que dirigió el Real Madrid-Celta de Copa el pasado miércoles, y a sus ayudantes.
Según el juez de la Federación Española de Fútbol (FEF), "un hipotético arrepentimiento o disculpas a través de una red social" no puede subsumirse "dentro de la circunstancia atenuante de arrepentimiento espontáneo" que contempla el artículo 10.a del Código Disciplinario y que puede suponer una rebaja de la sanción.
En vista de que la modernidad todavía no ha llegado a las entrañas de la FEF, que para esto va a ritmo del Vaticano a diferencia de Inglaterra, Sergio Ramos intentó la enmienda al día siguiente, llamando al presidente del Comité Técnico de Árbitros, Victoriano Sánchez Arminio, quien le respondió recordándole los usos y costumbres en vigor. Es decir, terminado el partido, Ramos tenía que haber acudido al cuarto de los colegiados, dirigirse a los mismos con educación y espontáneamente, tras un acto de contrición, pedirles perdón.
Ramos contraataca Conocido que arrepentirse a través de Twitter no vale como atenuante, tampoco servirá agravante, debió pensar Sergio Ramos, que a media tarde de ayer volvió a utilizar esta herramienta social para escribir a modo de venganza: "Espero que se sea igual de estricto y justo con los árbitros que se equivocan partido tras partido".
El defensa del Real Madrid fue expulsado por doble amonestación. La segunda tarjeta le fue enseñada por Ayza Gámez por entrar con dureza al jugador del Celta Augusto Fernández. Ramos se revolvió en el suelo y le golpeó con los tacos de la bota en la cara en una acción que a todas luces parecía intencionada.
Este acto violento, sin embargo, es una minucia en el peso de la sanción. Apenas supone medio partido de suspensión, ya que el otro medio corresponde a la cartulina amarilla mostrada por el colegiado con anterioridad. Al contrario, llamar "sinvergüenza" al trencilla supone cuatro partidos de castigo. Así funciona la justicia futbolística.
De lo malo para Ramos, el Juez de Competición fue condescendiente con el madridista, pues el artículo aplicado contempla una sanción de entre cuatro y ocho encuentros.
El juez, además, multó con 1.400 euros al Real Madrid y con 3.005 euros al jugador, que puede recurrir la sanción en el plazo de diez días.