BILBAO. La celebración de la segunda jornada en la Liga BBVA y en la Liga Adelante peligra cada vez más después de que la reunión de ayer entre la AFE (Asociación de Futbolistas Españoles) y la LFP (Liga de Fútbol Profesional) concluyera sin acuerdo, a la espera de que puedan producirse avances en la tarde de hoy (16.00 horas) para desbloquear la enquistada situación. Las contradictorias valoraciones del panorama que vierten sendos organismos tampoco ayudan a desenmarañar el entuerto, ya que mientras los clubes se refugian en un rayo esperanzador, el sindicato de futbolistas hace cundir el pesimismo. "Me gustaría ser optimista pero ahora mismo no lo soy", zanjó Luis Gil, gerente de la AFE.
Ambas partes admitieron por vez primera que, aunque sin concretarse, se habían estudiado propuestas específicas. El origen de la primera huelga del fútbol español desde 1984 reside en la deuda que los clubes mantienen con sus jugadores -casi 50 millones de euros, 200 futbolistas afectados- y en el sistema para evitar futuros impagos. La Liga propuso un fondo de garantía concursal de 40 millones de euros para las próximas cuatro temporadas que el sindicato cree insuficiente y, sobre todo, que no resuelve un problema que la crisis económica no ha hecho sino agravar. "Estamos al límite de nuestras capacidades", recordó de nuevo Astiazaran, presidente de la LFP, que reconoció que la negociación se centró ayer en este fondo. La AFE quiere que los clubes que no paguen desciendan de categoría automáticamente, ya que ahora basta con acogerse a la Ley Concursal para reorganizar los pagos -reducirlos y aplazarlos- sin ser penalizados. Ninguno se ha puesto un día límite para llegar a una entente. "Trabajaremos todos los días", apostilló Astiazaran. "Lo importante es que seguimos hablando", destacó Gil. De lo que evitaron hablar es de cuándo se disputará la primera jornada, si es que al final se juega, y no lo harán mientras el conflicto continúe vigente.
"un encaje de bolillos" Luis Gil argumentó que "las posturas siguen muy distantes porque el problema está en las garantías. A día de hoy todavía va a ser un encaje de bolillos resolver las garantías pasadas y el sistema de garantías futuras, porque variaría mucho si hubiera una modificación de la Ley Concursal". "La realidad es que hay mucho impago y dependiendo de la legislación que exista, habrá más o menos. Entiendo que la gente quiera ver fútbol, pero tenemos que pensar en los jugadores que lo están pasando mal y no tienen garantizado su salario. Hay unos puntos de convocatoria de huelga y si no llegamos su totalidad, seguirá vigente", concretó el gerente de la AFE. Por su parte, Astiazaran consideró que "el límite es lograr un acuerdo para que se desconvoque la huelga. Hemos intercambiado, aclarado y concretado diferentes propuestas. No hemos hablado de lo que deriva la celebración de la huelga o no". El rector de la LFP incidió en que se hallan "justo al límite" de sus capacidades", aunque tratarán de "comprender el escenario", al tiempo que descartó su dimisión porque ha sido elegido por los clubes y estima que le respaldan en la negociación. Su vicepresidente, Francisco Catalán, añadió que "esperamos cumplir con el deseo de todos y que haya fútbol el próximo fin de semana".
también en la liga italiana Los futbolistas italianos pueden ser los siguientes en ir también a la huelga. El presidente del sindicato de jugadores Associazione Italiana Calciatori, Damiano Tommasi, se mostró ayer muy contundente al respecto: "Si se firma el contrato, el sábado y el domingo se jugará. Si no, nos quedaremos en casa". Los jugadores transalpinos se reunieron con representantes de los 20 clubes de la Serie A en un hotel cercano a la Estación Central de Milán. Un encuentro en el que no se produjo acercamiento alguno, según Tommasi. "Nos ratificamos en nuestra posición. Esperamos que la Lega acceda a firmar el nuevo convenio. pero, después de un año de negociaciones, no creo que nuestra postura se pueda considerar como una amenaza". La clave de ese nuevo convenio radica en el llamado impuesto de solidaridad, que grava a las rentas superiores a los 90.000 euros anuales. La discusión sobre quién debe pagarlo, si los clubes o los jugadores, centra la mayor parte de las discrepancias. Giancarlo Abete, presidente de la Federación, actuaría de mediador en un conflicto que obedece principalmente a la exigencia de los futbolistas de una normativa antimobbing.