Manuel Gómez estudió en la Escuela Superior de Hostelería de Galdakao (1990). Durante la primera etapa de su trabajo fue compaginando la sala con el servicio en diferentes restaurantes. Ya a partir del año 2013 fue especializándose en pintxos viendo la demanda que iba surgiendo, además de ejercer como asesor de diferentes locales para el cambio de cartas y nuevos conceptos gastronómicos.

Desde el año 2015 trabaja como asesor de las barras de locales emblemáticos de Bilbao y cuatro años más tarde pasó a ser chef ejecutivo de varios de estos locales, además de trabajar en la apertura de otros negocios como asesor de cocina. En el año 2021 crea la escuela de cocina Txoko Malaespera y desde el 2023 Manuel es parte de la fundación vizcaína de cocineros, Bisubi, e integrante de su talde motor desde el año pasado. Todo un experto en la cocina y la gastronomía con el que contaremos este jueves. 

“Como chef ejecutivo, me preocupa que más de la mitad de la población vasca no crea que en 2050 comeremos mejor. Desde las cocinas podemos ser agentes de cambio, reformulando menús con productos frescos y técnicas culinarias que respeten el sabor y el valor nutricional e intentando que no se pierda ese amor por los alimentos de cercanía y el ir a comprar. Necesitamos apostar por una gastronomía que no solo deleite, sino que también eduque”, asegura Manuel, que indica que la innovación tecnológica en la alimentación, la desconfianza ante elementos como la carne de laboratorio o los alimentos impresos en 3d reflejan el apego cultural a las raíces gastronómicas.

“Sin embargo, debemos mantener una mente abierta: las tecnologías que no comprometen el sabor ni la salud pueden ser aliadas en la sostenibilidad y seguridad alimentaria. Como cocineros nos corresponde explorar sin miedo, pero con criterio, aplicarlas con rigor y enseñar que a veces lo fácil no es lo más rico ni los más sano”, defiende este conocido chef y miembro de la Fundación Bisubi. 

Manuel Gómez aprovechará también la cita de pasado mañana para destacar el papel de la cocina como espacio social. “Es alentador ver que la mayoría de la ciudadanía no cree que vayamos a dejar de cocinar en casa, y que las comidas con sobremesa seguirán existiendo. Como profesionales de la gastronomía debemos proteger estos rituales sociales y emocionales que giran en torno a la mesa. Cocinar es un acto de amor, identidad y cohesión".