- Los partidos suelen reservar los actos de cierre de las campañas electorales para enardecer a la militancia y llamar a que participe en la cita con las urnas. Más aún en los comicios autonómicos previstos para mañana: en lugar de ser algo accesorio, el llamamiento a votar ha sido una constante durante estas dos semanas en un contexto extraño marcado por el coronavirus, los rebrotes de la enfermedad y el periodo estival, que hacen que el nivel de abstención sea una incógnita. En ese contexto, el PNV quiso lanzar ayer como principal mensaje en su acto final de campaña que la ciudadanía debe votar porque es "seguro y hay garantías" (ayer llegó un segundo aval de la Junta Electoral al protocolo sanitario del Gobierno vasco), y porque la cita es decisiva, en la medida en que el gobierno que surja de ella deberá liderar la reconstrucción tras la pandemia, recuperar el empleo y lidiar con una severa caída del PIB del 8,7% este año. El candidato a la reelección, Iñigo Urkullu, volvió a exprimir el mensaje de la experiencia en la gestión y del modelo que "da confianza" a agentes económicos y sociales.

En un acto en el paseo de El Arenal de Bilbao bastante concurrido aprovechando la amplitud del espacio, Urkullu puso sobre la mesa su "compromiso ético y personal", que pasaría por "dialogar y buscar el acuerdo, reactivar la economía y crear empleo, garantizar la cohesión, la igualdad y la justicia social, y lograr más y mejor autogobierno". El jeltzale llamó al voto y a "responder" ante esta crisis con tres argumentos: que "estamos ante la crisis más grave y compleja que hayamos conocido, sanitaria, económica y social", que el PNV quiere volver a situar el paro por debajo del 10% y "ofrece un modelo para reactivar la economía y crear empleo, para garantizar la cohesión social y no dejar a nadie atrás, para reforzar nuestro autogobierno y dar un salto adelante como nación", y que "Euskadi necesita un Gobierno fuerte, estable y eficaz, que trate con respeto a las personas y garantice los servicios públicos, que ofrezca seguridad a las personas y familias, que dé confianza a los agentes económicos y sociales, abierto a la colaboración, capaz de llegar a acuerdos en Euskadi, Madrid y Europa". "El PNV ofrece respeto, seguridad y confianza", resumió.

El PNV parte como favorito, pero las encuestas son un arma de doble filo y pueden desmovilizar al votante, más aún ahora que se ha añadido como distorsión el debate sobre las garantías de la cita por el rebrote del virus en Ordizia, discusión agitada por EH Bildu. Los jeltzales se han marcado como reto subir de sus 28 escaños actuales hasta los 31, y algunos sondeos los sitúan en cotas históricas, en los 32 de Carlos Garaikoetxea tras las inundaciones. El presidente de la ejecutiva jeltzale, Andoni Ortuzar, recordó que puede haber gente que "tenga prevención para ir a votar", y criticó a los que de manera "irresponsable están metiendo miedo porque prefieren abstención a derrota". "No tengáis miedo. Votar es seguro. Yo voy a ir. Tenemos hijas e hijos, padres, madres, hermanas y hermanos mayores. Por supuesto que no queremos que les pase nada malo, y vamos a votar. Animo a todos y todas a votar, precisamente a votar por una Euskadi sana, segura, próspera y libre", alentó.

Como manda la tradición, el PNV quiso añadir emoción al cierre de campaña. El gesto de mayor simbolismo político llegó con la entrega a dos representantes del batzoki de Gautegiz-Arteaga de la ikurriña sustraída por el franquismo en el bombardeo de 1937, y que ha sido recuperada del Archivo de Salamanca por los propios jeltzales. El PNV quiso simbolizar que no hay nada que no pueda conseguir. Ortuzar reveló que la bandera llegó el jueves a sus manos en Sabin Etxea. El diputado Aitor Esteban la localizó hace unos años en los citados archivos y batalló para devolverla a Euskadi. "Ahora ya está en buena custodia, en custodia del Gobierno vasco como patrimonio histórico que es, pero es nuestra y hoy, aquí, vamos a rendirle un homenaje", dijo. Por otro lado, irrumpieron en escena cinco de las personas que intervienen en el vídeo de campaña, y que ayer interpretaron en directo Gogoa nun dugu. El PNV quiso reflejar que la cadena no se ha roto y agradeció su trabajo a las antiguas generaciones y a quienes apostaron por la paz en la transición. "El PNV es referencia desde hace 125 años", dijo Urkullu.

Con avisos por megafonía para que se respetaran las distancias de 1,5 metros y los militantes se sentaran en las sillas, y en presencia de David Bonvehí (PDeCAT) y Marta Pascal (PNC), también tomaron la palabra las candidatas por Bizkaia y Gipuzkoa, Leixuri Arrizabalaga y Bakartxo Tejeria. El PNV definió a Urkullu con una palabra por cada letra de su apellido: "Umiltasuna (humildad), Realismo, Kemena (vigor), Unidad, Lana (trabajo), Lealtad y Uzta (cosecha)".