La calidad de los productos agroalimentarios que se generan en la CAPV Navarra es uno de los aspectos clave que ha permitido a ambas comunidades posicionarse en el panorama gastronómico nacional e internacional. La diversidad geográfica y climática, junto con las técnicas tradicionales y el conocimiento transmitido de generación en generación, permiten que en estas zonas se produzcan alimentos y bebidas de características únicas. Sin embargo, la garantía de calidad y autenticidad de estos productos no sería posible sin la existencia de las Denominaciones de Origen (DO) y otras certificaciones, como las Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP), que se encargan de salvaguardar su reputación y singularidad. Pero ¿qué son realmente las Denominaciones de Origen y las Certificaciones IGP?
De una manera clara, una Denominación de Origen es un sistema de certificación de calidad que protege los productos que se elaboran en una comunidad concreta y que deben seguir unas normas y métodos tradicionales. La calidad y las características de estos productos están directamente relacionadas con el entorno donde se producen, ya sea por factores naturales, como el clima y la tierra, o por factores humanos, como las técnicas de producción. Por su parte, las Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP) ofrecen un nivel de protección similar, aunque son menos restrictivas en cuanto a la totalidad del proceso de producción. Mientras que la DO exige que todo el proceso productivo ocurra en la zona designada, la IGP permite que algunos pasos se realicen fuera de esa área.
La calidad y las características de estos productos están directamente relacionadas con el entorno donde se producen
La calidad de los productos
CAPV y Navarra destacan por la calidad de sus productos agroalimentarios debido a una combinación de factores geográficos, climáticos y culturales. Los consumidores tanto locales como internacionales, demandan productos auténticos y de calidad, y las DO e IGP han jugado un papel fundamental para garantizar que estas demandas se cumplan.
En País Vasco, productos como el queso Idiazabal, las alubias de Tolosa o el vino de Rioja Alavesa son ejemplos claros de la importancia de estas certificaciones. Cada uno de ellos se produce bajo condiciones específicas que reflejan la tradición local y el saber hacer de los productores. El queso Idiazabal, por ejemplo, debe producirse únicamente con leche de ovejas latxas, razas autóctonas de la comunidad, y seguir un proceso de elaboración que ha sido perfeccionado durante siglos. Por su parte, en Navarra, productos como el Pimiento del Piquillo de Lodosa, el Aceite de Navarra o el Queso Roncal también cuentan con DO o IGP, lo que garantiza que siguen métodos tradicionales de producción y que provienen de áreas geográficas concretas. Sin duda, productos exquisitos que han dado la vuelta al mundo.
Beneficios de las Denominaciones de Origen y certificaciones IGP
Uno de los principales beneficios de las Denominaciones de Origen y las certificaciones IGP es que protegen al consumidor, garantizando que el producto que adquiere ha sido producido bajo normas específicas que aseguran su calidad. Esto incluye desde el control del origen de los ingredientes hasta la verificación de los métodos de producción. En un mercado cada vez más globalizado, donde la procedencia de los alimentos es en ocasiones difícil de rastrear, contar con una certificación de calidad supone una garantía de confianza para los consumidores.
Uno de los principales beneficios de las Denominaciones de Origen y las certificaciones IGP es que protegen al consumidor, garantizando que el producto que adquiere ha sido producido bajo normas específicas que aseguran su calidad.
Además, estas certificaciones tienen un impacto directo en la preservación del medio ambiente. Al fomentar el uso de métodos tradicionales de producción y el respeto por los ciclos naturales de los cultivos o la cría de animales, se contribuye a una agricultura más sostenible.
Otro beneficio clave es el apoyo que ofrecen a las economías locales. Las DO e IGP ayudan a pequeños productores a competir en mercados más amplios, ofreciendo un valor añadido basado en la calidad y la exclusividad. Esto es especialmente importante en zonas rurales donde la agricultura y la ganadería son el sustento principal. Al mantener vivos los métodos de producción tradicionales y fomentar la creación de valor en torno a estos productos, se evita la despoblación de estas áreas y se promueve el desarrollo económico.
Cómo aseguran la calidad y autenticidad
Para obtener una Denominación de Origen o una certificación IGP, los productos deben cumplir con una serie de requisitos muy específicos que se recogen en un pliego de condiciones. Este pliego incluye aspectos como la delimitación de la zona geográfica de producción, las variedades o razas permitidas, los métodos de cultivo o cría, así como el proceso de elaboración y, en muchos casos, las técnicas de envasado o conservación.
Los organismos encargados de velar por el cumplimiento de estas normas son entidades independientes que realizan inspecciones periódicas en las explotaciones y fábricas donde se producen los alimentos. Estas inspecciones incluyen controles de calidad para asegurarse de que el producto final cumple con los estándares exigidos y auditorías para verificar que todas las etapas del proceso productivo se han llevado a cabo en la zona geográfica protegida y bajo los métodos tradicionales. En Navarra, por ejemplo, la entidad responsable de estas inspecciones es INTIA (Instituto Navarro de Tecnologías e Infraestructuras Agroalimentarias).
Los consumidores, al ver estos sellos en los productos, pueden estar seguros de que están adquiriendo alimentos o bebidas que respetan unas normas de calidad estrictas
Este control exhaustivo es clave para garantizar que los productos con DO e IGP no solo se diferencian por su calidad superior, sino también por ser auténticos. Los consumidores, al ver estos sellos en los productos, pueden estar seguros de que están adquiriendo alimentos o bebidas que respetan unas normas de calidad estrictas y que se han producido de acuerdo con las tradiciones locales.