Síguenos en redes sociales:

Alemania se mira al espejo

El hasta ahora motor de Europa celebra hoy unas elecciones inciertas sumido en una fuerte crisis económica, política y de identidad que está impulsando un preocupante auge de la extrema derecha

Una Alemania insólitamente debilitada y en crisis política, económica y de identidad como no se conocía en varias décadas acude hoy a las urnas en unas elecciones anticipadas de resultado muy incierto con una ciudadanía entre abatida y desorientada. La marcha de la excanciller Angela Merkel, un referente político de altura especialmente en el ámbito conservador tanto en Alemania como en toda Europa, y su sustitución por el socialdemócrata Olaf Scholz pocas semanas antes de desencadenarse la guerra de Ucrania que ha condicionado su gestión lo que ha contribuido a la ruptura del gobierno de coalición, ha desembocado en un escenario muy enrevesado en el país, sacudido también por una fuerte polarización social. El tradicional motor europeo ha dejado de carburar, tanto en materia económica como política y de liderazgo dentro de la UE. De ahí que en estas elecciones la ciudadanía alemana se enfrenta a su propio espejo, donde vislumbra como nunca hasta ahora las tenebrosas sombras de su pasado más terrible. Tras dos años encadenados de fuerte recesión, un debate sobre la inmigración abierto en canal impulsado por el populismo, la violencia política en auge y las graves injerencias en la política alemana tanto desde Rusia como desde EE.UU. -con Elon Musk, mano derecha de Donald Trump, como punta de lanza-, resulta inevitable la desafección ciudadana y el auge de la extrema derecha, como vaticinan las encuestas, que colocan al partido ultra Alternativa para Alemania (AfP) como la segunda fuerza. Aunque la victoria del candidato del bloque conservador de la CDU/CSU, Friedrich Merz, parece segura, no lo es tanto que logre alcanzar un acuerdo para conformar gobierno. La cuestión migratoria -en la que Merz, muy a la derecha, es partidario de endurecer las medidas para frenar la entrada de personas extranjeras- y la manera de afrontar una salida a la recesión económica están en el centro del debate, salpicado también por cuestiones como la guerra de Ucrania. En cualquier caso, tanto el bloque conservador como los socialdemócratas, pese a sus diferencias, apuestan por mantener el cordón sanitario a la extrema derecha, lo que es buena noticia pero no impedirá que los ultras mantengan sus peligrosos y preocupantes discursos xenófobos y populistas para ganar influencia.