La conmemoración del 80º aniversario de la liberación del campo de exterminio nazi de Auschwitz que se cumple mañana debe obligar a un imprescindible ejercicio de memoria y a una reflexión crítica que no se limite a recordar la barbarie sino que honre a las millones de víctimas, analice, comprenda y repruebe las raíces del fanatismo y el odio irracionales que provocaron el mayor genocidio de la historia y extraiga las lecciones que permitan garantizar que nunca, en ningún lugar del mundo, pueda repetirse. Desde 2005, la ONU declaró el 27 de enero como Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto en recuerdo al día en que tuvo lugar la llegada de las tropas rusas a Auschwitz en 1945. Este campo de exterminio, simboliza la máxima expresión del odio la inhumanidad y el horror como punto culminante de la ideología fascista y concreción de la denominada solución final, esto es, el exterminio de los judíos. En este centro fueron asesinadas más de 1,1 millones de personas, aunque Auschwitz no fue algo aislado y fueron casi seis millones los judíos europeos muertos a manos de los nazis durante el Holocausto. Ochenta años después, lo sucedido entonces nos interroga no solo sobre aquellos hechos sino, sobre todo, si las actuales tendencias negacionistas y extremistas, los discursos de odio, el racismo y la xenofobia, el fanatismo intolerante, el populismo y el imperialismo que están causando guerras, crisis humanitarias y denuncias de genocidio están reproduciendo de alguna manera un caldo de cultivo similar al que la ideología y la propaganda nazis lograron imponer en amplias capas de la sociedad. Hace poco más de seis meses, la Agencia de los Derechos Fundamentales de la UE advirtió de que los casos de antisemitismo habían aumentado en toda la Unión. Asimismo, la ONU ha denunciado el aumento del antisemitismo en todo el mundo, con “intimidación, amenazas y violencia física” hacia los judíos tanto en las calles como en las redes sociales. Que este fenómeno esté sucediendo en Europa e incluso la extrema derecha de carácter filonazi se esté extendiendo en países como la propia Alemania, Polonia, Austria o Italia y los crímenes de guerra que están teniendo lugar en Ucrania y Gaza obligan a una seria reflexión sobre la lección que debería representar la memoria de Auschwitz.