La violencia ejercida contra las mujeres por el mero hecho de serlo es uno de los problemas más graves a los que se enfrenta la sociedad actual en todo el mundo. ONU Mujeres –la organización de Naciones Unidas que defiende los derechos humanos de las mujeres y garantiza que alcancen su pleno potencial– considera que la violencia de género es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas y generalizadas en el mundo. Los datos son estremecedores e indican a las claras que la desigualdad entre hombres y mujeres es la causa directa de este tipo de violencia. A nivel global, casi una de cada tres mujeres han sido víctimas de violencia física y/o sexual al menos una vez en su vida. El año pasado, más de 51.100 mujeres y niñas murieron a manos de sus parejas u otros miembros de su familia, lo que supone un asesinato cada diez minutos. La aplastante y terrible constatación que ofrecen los datos contrasta, sin embargo, con un auge del denominado negacionismo de la violencia de género, que, engendrado, perfectamente diseñado mediante técnicas de manipulación y ampliamente difundido por la ultraderecha con todo tipo de potentes estructuras y plataformas, se está extendiendo en la sociedad, principalmente entre los hombres y, de forma muy preocupante, entre los jóvenes. Así, mientras que en nuestro ámbito las tres cuartas partes de las chicas consideran que la violencia contra las mujeres es un problema social de primera magnitud, esta consideración solo alcanza a la mitad de los chicos jóvenes, que llegan incluso a cuestionar la existencia misma del machismo y de la violencia machista y la banalizan como una cuestión propia de las relaciones que mantienen. De ahí la necesidad de combatir el negacionismo en toda circunstancia, lo que pasa por identificarlo y denunciarlo de manera clara y contundente y por educar y concienciar a la ciudadanía, y en especial a la juventud. De ahí que, de cara al 25-N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se celebra hoy, las instituciones de la CAV y Nafarroa se hayan fijado como objetivo la necesidad de luchar contra este negacionismo y la denuncia de que estos discursos de la ultraderecha en el fondo son también violencia machista y una manera de apoyarla.