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Hay alternativa a la guerra

Cuando se cumple un año de los ataques de Hamás en Israel, el conflicto se ha recrudecido y se ha extendido por Oriente Próximo con Netanyahu convertido en el gran obstáculo para la paz en la zona

La guerra de Gaza cumple un año mañana -aniversario de los ataques terroristas perpetrados por Hamás en Israel en los que resultaron asesinadas 1.300 personas y 253 fueron secuestradas- con el conflicto extendido a amplias zonas de Oriente Próximo, convertido en un polvorín y en un escenario de muerte y destrucción. Los atentados de aquel 7 de octubre de 2023 fueron la excusa perfecta para un debilitado primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que inició una operación militar a gran escala con la invasión de Gaza y continuos bombardeos cuyas consecuencias hasta ahora son un balance de más de 41.700 personas muertas, el 69% de ellas mujeres y niños, más de 1,7 millones desplazadas y la destrucción casi total de la Franja. Una guerra desigual en la que Israel está incumpliendo el derecho internacional, violando los derechos humanos asesinando a decenas de miles de civiles indefensos y desoyendo a la ONU y a la justicia internacional, incluida la UE -cuyo papel sigue siendo irrelevante- y EE.UU. su aliado incondicional. En este año, Netanyahu se ha encargado de extender, además, la guerra a Cisjordania y Líbano, con ataques presuntamente selectivos en los que ha logrado descabezar a Hamás y a Hizbulá pero en los que han muerto también 2.000 personas en los últimos meses y más de medio millón están desplazadas. Todo ello con una peligrosa escalada de tensión con Irán, que ya ha atacado suelo israelí, cuya respuesta firme se da por segura, lo que aumentará sin duda la espiral de muerte. En este contexto, el fin de la guerra -o las guerras- en Oriente Próximo parece inalcanzable mientras el conflicto se extiende tanto en el tiempo como en toda la zona, amenazando la seguridad en todo el mundo. El gran obstáculo para alcanzar la paz en sin duda Benjamin Netanyahu y sus halcones sionistas radicales, que rechazan todas las propuestas, incluida la norteamericana, para poner fin a un conflicto cada vez más enquistado. La alternativa a la guerra es tan obvia, democrática y humanitaria como difícil con el actual gobierno israelí: alto el fuego en todos los frentes, liberación de todos los rehenes y un número determinado de prisioneros palestinos, retirada de las tropas israelíes de las zonas en las que están desplegadas y negociación para la solución de los dos estados.