La vacunación masiva ha motivado a lo largo de 2021 una mejora gradual de la economía que, sin embargo, se ha visto alterada al final del ejercicio por un factor inesperado, la inflación.

Al encarecimiento de los transportes marítimos le ha seguido la escalada del precio de materias primas esenciales, como los metales, los minerales, el gas, o los semiconductores, cruciales en la industria del automóvil. La carestía de los precios eléctricos es otro de los vértices visibles de este proceso inflacionario.

En este contexto, los bancos centrales dibujan un escenario en el que los efectos de la inflación serán transitorios, y en el que los precios se estabilizarán a partir de la próxima primavera. Llama la atención que, pese a ello, el sentimiento económico siga creciendo en positivo, y el mercado de trabajo esté recuperando de forma gradual su tasa de actividad.

En cuanto al negocio bancario, ha continuado impactado por la persistencia en negativo de los tipos de interés a corto sin que existan visos de cambio a medio plazo.

El impulso de la actividad 'core' y la capacidad de diversificación de ingresos, han sido determinantes para propiciar un crecimiento de la cuenta de resultados de Kutxabank, que en el tercer trimestre ha avanzado en torno al 10%. Las previsiones de cierre superan los objetivos fijados al inicio del año, lo cual es siempre una noticia positiva.

Una vez más, la fortaleza financiera del Grupo financiero es reconocida en el entorno internacional. No es casual que los 500 millones de euros de la primera emisión de bonos verdes hayan sido suscritos casi íntegramente por inversores institucionales internacionales. Los mercados confían en el banco con mejor solvencia.

Pero el aspecto más relevante de esta foto-fija, es que sitúa a Kutxabank como una de las entidades más preparadas para afrontar contextos adversos y para apoyar a sus clientes en el proceso de recuperación. Es decir, para asegurar la continuidad del negocio, a la vez que contribuye a paliar las consecuencias económicas de la crisis sanitaria, en línea con su compromiso con la sociedad.

Durante toda la pandemia, Kutxabank ha desempeñado un papel muy relevante en la gestión de las ayudas públicas, y ha puesto en marcha multitud de iniciativas propias para proteger a sus clientes. Por ejemplo, ha formalizado más de 1.340 millones de euros en ayudas en materia de vivienda, cuya finalidad ha sido proteger a los deudores hipotecarios, facilitando el acceso a moratorias en el pago de sus hipotecas de vivienda habitual. Ha canalizado, además, más de 3.000 millones de euros en forma de financiación específica para facilitar la liquidez a las empresas más afectadas por la situación, ya sea en el marco de las líneas públicas, o en colaboración con las sociedades de garantía recíproca.

Ahora que nos encontramos en un nuevo momento de inflexión con la llegada de los fondos europeos de recuperación NextGeneration, también queremos mantener nuestro compromiso aventajado con la transformación del tejido económico y social. El sector financiero está llamado a jugar un papel esencial en este reto, fundamentalmente por su capacidad de llegada y traslación. Aportamos la posibilidad de transmitir, anticipar y cofinanciar las ayudas, en aquellos casos que sea necesario. Por eso, ya hemos complementado las ayudas con un programa propio de 2.000 millones de euros, suscrito en colaboración con las tres organizaciones empresariales vascas. Estamos ante una oportunidad histórica que ha de ser aprovechada. Creo, sinceramente, que uno de los factores de éxito pasa por considerar a la industria financiera como un agente prioritario a la hora de canalizar las ayudas europeas.

En este reto, Kutxabank pone en manos de toda la sociedad su colaboración y su conocimiento, con el objetivo compartido de que el tejido productivo acometa con garantías su reforma estructural, para transitar hacia una economía más moderna, digital y sostenible.