“El acero europeo no es competitivo”. Con esta afirmación realizada la semana pasada en Madrid, el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea para la Prosperidad y la Estrategia Industrial, el francés Stéphane Séjourné, puso la voz de alarma sobre la situación de la siderurgia, asfixiada por el exceso de capacidad de China, que puede inundar el mercado europeo con producto más barato si se le cierran las puertas de Estados Unidos, y los aranceles de Donald Trump.

El sector asegura que su supervivencia está en juego y advierte de despidos masivos –en Euskadi da trabajo a 20.000 personas– a menos que Bruselas establezca medidas de protección de forma urgente contra los aranceles estadounidenses y las importaciones chinas. Esto se debatirá el martes en el Parlamento Europeo.

La advertencia es muy similar a la que lanzó desde Euskadi el consejero de Industria, Transición Energética y Sostenibilidad, Mikel Jauregi, hace unas semanas al apuntar que las empresas vascas del sector se enfrentan a una pérdida de competitividad “casi absoluta”. En la primera mesa convocada para analizar los impactos de la política comercial de Estados Unidos sobre la siderurgia, el sector coincidió en la urgencia de que Europa imponga un sistema más estricto de cuotas a la importación como ya ha hecho Canadá.

Y parece que los medidas van en esa dirección. Según ha adelantado Reuters, la Comisión Europea propondrá este martes reducir las cuotas de importación de acero de la Unión Europea a casi la mitad y aumentar los aranceles sobre los volúmenes que superen esos niveles hasta el 50%, en consonancia con los aranceles impuestos por Estados Unidos y Canadá.

Las importaciones de acero a la Unión Europea están actualmente limitadas por salvaguardias, pero estas expiran a mediados de 2026. Los grupos siderúrgicos –entre ellos el vasco– han estado presionando para que se reduzcan a la mitad las cuotas actuales y se aplique un arancel del 50% sobre los volúmenes excedentes, frente al 25% actual. Aseguran que las cuotas ahora superan los niveles originales en un 26%, mientras que la demanda ha disminuido. Esta tasa pondría así a la Unión Europea en línea con Canadá y Estados Unidos, aunque los aranceles de este último se aplican desde la primera tonelada.

Además, las siderúrgicas temen que el acero de China que no pueda entrar en Estados Unidos rebote hacia Europa por vías indirectas, en concreto a través de Marruecos gracias al tratado de libre comercio existente entre el país magrebí y la Unión Europea. Esto ya está ocurriendo con la automoción. Sobre la siderurgia habló también la semana pasada el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, e instó también a la necesidad de sustituir la cláusula de salvaguardia que caduca en 2026 “por otra que proteja a esos sectores”.