El centro de I+D Tecnalia contribuyó con su actividad a generar un impacto de 793 millones de euros en el PIB de Euskadi en 2024, un año en el que proporcionó 4.600 soluciones tecnológicas a las empresas vascas. El pasado fue un ejercicio que se cerró, además, con una facturación de 147 millones de euros, con actuaciones especialmente centradas en la aeronáutica y la energía. Dos campos en los que el centro prevé volver a elevar actividad este año, junto con todo lo relacionado con la digitalización y la ciberseguridad.
El presidente de Tecnalia, Alex Belaustegui, y el director general del centro, Jesús Valero, dieron a conocer hoy en Bilbao el balance de 2024 y las previsiones para 2025, en un contexto marcado por "los cambios y la transformación" que se están dando a nivel internacional en diferentes esferas políticas y económicas, y ante las cuales defendieron adoptar una estrategia basada en la "anticipación".
Tecnalia forma parte de la Basque Research & Technology Alliance, la alianza de centros tecnológicos vascos dedicada a la investigación y desarrollo de soluciones científico-técnicas para su posterior transferencia al tejido empresarial. "Queremos ser un catalizador para aportar ventajas competitivas a las empresas", destacó Belaustegui. "El 2024 ha sido un año de transformación. El cambio genera incertidumbre, pero también oportunidades", indicó Valero.
Estos desarrollos, que han aumentado en un 10% en los dos últimos años, han girado en torno a la inteligencia artificial, el hidrógeno, la computación cuántica, la ciberseguridad, la fabricación flexible, la descarbonización, la economía circular o la movilidad sostenible y su objetivo ha sido impulsar la reindustrialización de las empresas.
Ambos responsables hicieron hincapié en la importancia del concepto de "soberanía tecnológica" en un momento en el que Europa se encuentra en una "encrucijada" con retos fundamentales en materias como la energía, la I+D, la cibeseguridad o la defensa. "La innovación tiene una importancia estratégica para las empresas como forma de avanzar".
Gracias a esta estrategia basada en la transferencia de I+D+i a las empresas y con el objetivo de impactar en una doble vertiente, económica y social, ha logrado cerrar el ejercicio con una facturación de 147 millones de euros, lo que supone un crecimiento del 7%, con respecto al ejercicio anterior, siguiendo la tendencia de los últimos años. Así, ha aumentado la colaboración con la industria con la ejecución de nuevos proyectos y alcanza ya las 10.200 empresas con las que ha trabajado a lo largo de sus 14 años de trayectoria y crecimiento.
En cuanto a su impacto en el entorno, su actividad ha contribuido a generar 793 millones de euros de PIB en Euskadi en 2024. Y ha logrado multiplicar por 30,34 cada euro que capta de fondos de investigación y convertirlos en ingresos para el tejido empresarial, incrementando así su eficiencia en la transferencia de tecnología al entorno. Por otra parte, los empleos inducidos por la actividad de Tecnalia alcanzaron los 11.000. Tecnalia cuenta actualmente con un equipo formado por 1.525 investigadores.
Entre los hitos del pasado año, Valero destacó la finalización del laboratorio de hidrógeno, los avances en supercomputación y los desarrollos en tecnologías cuánticas. "Las empresas que quieren digitalizarse pueden hacerlo con Tecnalia de forma segura y eficiente", apuntó el director del centro.
Para este 2025, Tecnalia pondrá en marcha un plan de inversiones de 20 millones de euros en nuevos equipamientos estratégicos e infraestructuras, en la actualización de las infraestructuras existentes para adaptarlas a los retos que los nuevos focos de estratégicos de excelencia requieren y a la ampliación de instalaciones dedicadas a la fabricación inteligente, la movilidad y en la digitalización de todos ellos.
Según ha explicado Belaustegui, “nuestra prioridad es incrementar el impacto que generamos sobre el PIB, sobre el tejido industrial y su facturación, y el empleo generado. Y al mismo tiempo queremos crecer en nuestra actividad con las empresas, porque somos una herramienta al servicio de las empresas y de la sociedad, y debemos potenciar el impacto económico y social a través de la investigación tecnológica y la innovación, siendo agentes de transformación de las empresas y de la sociedad para su adaptación a los retos del futuro, como la fabricación inteligente, transformación digital, transición energética, movilidad sostenible, salud y alimentación, ecosistema urbano y economía circular”.
Para hacerlo posible, su estrategia se construye sobre dos pilares: el impulso de focos estratégicos de excelencia, como automatización flexible, ciberseguridad, digitalización de las redes eléctricas, generación y distribución de hidrógeno, smartización de la construcción o tecnologías para la fabricación de medicamentos entre otros; y el desarrollo de tecnologías críticas, como inteligencia artificial, cuántica, robótica inteligente y materiales avanzados.