El presidente de la fundación bancaria vizcaina ha presentado hace unas semanas un plan de inversión para triplicar su cartera industrial los próximos diez años. Ese ambicioso objetivo se apoya en el músculo financiero que ha logrado BBK tras “rebelarse” contra lo que parecía su destino: dedicarse solo a obra social o, en el peor de los casos, desaparecer.

BBK, junto a sus socios, ha apostado fuerte por Talgo, pero parece que ha entrado en una especie de limbo, ¿se cerrará en breve?

—Voy a empezar por el final y luego me explico. El final es que soy optimista por naturaleza, pero a nivel profesional creo en la discreción. BBK firmó un preacuerdo, con un socio industrial, otro financiero como nosotros que es la Fundación Vital y el Gobierno vasco. Esto se tiene que perfilar con negociaciones y estudios, y ver si llega a buen término. En este tipo de operaciones hay que tener en mente dos cuestiones. Una, al otro lado de una negociación siempre hay alguien y por lo tanto completa responsabilidad y discreción para respetar al otro agente. Y segundo, como mejor se navegan los acuerdos es precisamente en la discreción. Respecto al tema de Talgo prefiero no hablar de ello hasta que la resolución final.

Ha dicho que hay que ver si llega buen término, ¿puede fracasar?

—No, yo lo que he dicho es que hasta que no haya resolución final no hablamos. Si ha habido un preacuerdo es que tenemos optimismo en que puede rubricarse una operación.

BBK tiene otros 65 millones de euros para invertir en empresas este año, ¿cuándo se pueden concretar esas operaciones?

—Nosotros estudiamos un amplio abanico de operaciones, pero, insisto, cuando concluimos una operación no tenemos ningún problema para hacer un ejercicio de transparencia para decir que la hemos realizado. Hasta entonces, profesionalidad y discreción, que van muy unidas y es la mejor forma para que salgan adelante las cosas. Junto a dedicarle mucho tiempo y mucho cariño al tema.

¿La operación de Talgo refuerza un modelo de inversión a futuro?

—BBK ha destacado y ha dejado huella en impulsar el arraigo. Hicimos la mayor operación de arraigo que se ha hecho aquí en los últimos años, con Kutxabank. Tomamos una decisión difícil, pero sin duda la mejor, tanto para el banco como para nuestro grupo. A partir de ahí, decidimos hacer más operaciones que ayudaran, desde luego, al arraigo, pero sobre todo a la diversificación de los ingresos de nuestra fundación. Y nos aventuramos a hacer otras operaciones. El modelo Talgo es un modelo a tener muy en cuenta. Hemos concentrado fuerzas, un socio que conoce bien del negocio industrial, socios financieros y un agente público. Es una buena idea para hacer más y mejores operaciones.

Es un modelo que no se ve en otras comunidades, que estarán pensando han venido estos ‘vascos del norte’ a rescatar una empresa que es importante para todo el Estado.

—Vivimos un momento a nivel mundial donde el proteccionismo se abre paso en todos los territorios y los países. Hemos vivido momentos especialmente críticos, como puede ser la pandemia, donde no sé si aprendimos, pero por lo menos nos dieron algunas enseñanzas. Vimos que no teníamos suficientes mascarillas y eso nos llevó a pensar en la soberanía de un país, tener lo necesario. Pero luego, con la guerra en Ucrania, nos dimos cuenta de nuestra dependencia de gas.

Y ahora la guerra arancelaria.

—Que no es más que una vuelta al proteccionismo. Vivimos en el mundo de la globalización, donde toda la industria o mucha parte de la industria deslocalizó sus producciones buscando ámbitos donde la competitividad podía ser mayor. Ahora se están volviendo a tomar medidas proteccionistas para buscar también la soberanía en cada país y una reindustrialización. En alguna ocasión, ya he hecho una llamada para que Europa tome posición respecto a la competitividad sostenible. Es una señal también inequívoca para profundizar en lo que me ha preguntado. Hay que unir fuerzas para tratar, no solamente de arraigar lo que ya se tiene y se puede tener a futuro, también para ser atractivos y atraer proyectos a tu país, para generar crecimiento económico, empleo y, por lo tanto, calidad y bienestar futuro para la sociedad. Son elementos no solo proteccionistas, son esenciales en este mundo.

Al hilo de esto que comenta. El objetivo de BBK para los próximos 10 años es triplicar su cartera industrial, ¿puede acelerar lo que está ocurriendo ahora ese proceso?

—Hay que tener en cuenta que partíamos de una empresa que empezó hace unos 10 años con una valoración contable de en torno a los 2.700 millones, que hizo una apuesta por ampliar su cartera industrial para tener una fundación bancaria importante y, sobre todo, para sostener nuestra obra social. Hoy estamos en torno a los 4.800 millones de inversiones realizadas. Más del 90% en empresa vasca y el resto es producto financiero.

“Nuestra cartera industrial nos permite ser ‘top’ en el Estado y los primeros en inversión en empresa vasca”

El perfil es ambicioso.

—Tenemos una ambición, no desmedida, sino motivadora, de que esta praxis de una cartera balanceada en rentabilidad, riesgo y liquidez; junto con modelos de capitalización compuesta y modelos de tesorería, permitan crecer nuestra cartera en torno a unos 2.000 millones de euros, es decir, más de 7.000 millones y seguiremos siendo así top en el Estado y los primeros en inversión en empresa vasca en este país. Y creemos que, en el momento crítico, otra vez, que vivimos lo que hace falta es más que nunca este tipo de empresas que impulsan el arraigo y la actividad económica. Por ello, invito a que se preserve este modelo de fundaciones bancarias y se cuiden.

¿Es un modelo reconocido?

—Sí, incluso a nivel mundial. A la gente le llama mucho la atención que hagamos obra social y que al mismo tiempo estemos invirtiendo en el ámbito local. Si desde fuera nos están mirando con cierta envidia, creo que aquí lo que tenemos que ver es que este es un agente muy importante para este país y que puede ser mucho más importante.

¿Y con todo lo que está ocurriendo en el mundo?

—Esos riesgos geopolíticos los tenemos dentro de nuestro mapa de riesgos e iremos conduciendo las próximas inversiones atendiendo esas amenazas. Pero sobre todo atendiendo a ayudar a empresas a que desarrollen sus negocios a futuro y atendiendo también a atraer proyectos.

¿Cómo se puede cuidar más el modelo de fundación bancaria? ¿Hace falta algo más en el plano regulatorio o es simplemente un impulso, un reconocimiento?

—Las fundaciones bancarias son desconocidas. Parecía que estaban invitadas a hacer una mínima obra social e incluso a desaparecer. Sin embargo, nosotros nos rebelamos contra aquel destino y pensamos que una fundación bancaria iba a ser muy importante para el territorio. Hoy podemos decir con orgullo que lo hemos conseguido.

“Nos rebelamos contra el destino que parecían tener las fundaciones bancarias para ser importantes en este país”

¿Hay algo similar en otras comunidades?

—No, incluso hay países que no tienen un instrumento que hace obra social, es decir, devolverle el dividendo a la sociedad. Nuestros estudios apuntan a que cada habitante de este país, de forma directa o indirecta, ha tenido impacto de nuestra obra social al menos tres veces. Eso, insisto, se ve con asombro fuera. Por eso todos los agentes deberíamos mostrar orgullo de lo que tenemos aquí y cuidarlo, haciendo ver que, si se cuida y se preserva un modelo que funciona, a futuro el modelo cada vez será más grande y podremos por lo tanto tener más incidencia.

Volviendo a la guerra arancelaria y a unir fuerzas, ¿qué opina de los movimientos de Europa?

—No solo hay que centrarse en la búsqueda de la soberanía para tener abastecimiento de lo básico y reforzar el tejido productivo, igual hay que hacer una reflexión en materia fiscal. Nueve de las diez empresas más importantes del mundo son tecnológicas, ninguna es europea. La dependencia tecnológica de Europa respecto a esas compañías es mayúscula. Europa, en algún momento tendrá que definir qué quiere ser de mayor en este aspecto. Soy optimista, si se hace bien, es una oportunidad para que la UE se recoloque en el mapa como una potencia a nivel mundial.