El último bloque de la entrevista se centra en la obra social y en Kutxabank, que es el origen de todo. Sin embargo, gracias a la diversificación de sus inversiones, BBK tiene capacidad para atender sus obligaciones con los ciudadanos sin el dividendo del banco.
¿Se ha exprimido el modelo de fundación bancaria para ir más allá de lo que exigía el regulador?
—Se ha cumplido estrictamente lo que marcaba la ley. Decidimos mantener el control del banco, primero desde el punto de vista sentimental, que nadie tuviese dudas que iba a estar en este país. Pero desde el punto de vista empírico, no lo dice BBK, lo dice un estudio de Deusto, hubiéramos causado más de 2.000 millones de euros de pérdidas de haber hecho otro movimiento.
Mucho dinero.
—Apostamos por darle estabilidad al banco para que pudiese crecer. Y hoy no tenemos el mismo Kutxabank. Se ha trabajado muy bien industrialmente y como accionistas tenemos un mejor banco. Mantuvimos el control del banco, no hemos vendido absolutamente nada de nuestra participación, y le hemos dado autonomía para crecer. Para BBK es el culmen decir que, sin el banco, con la cartera de participadas vamos a ser capaces de hacer el presupuesto mínimo marcado para nuestra obra social gracias a la diversificación. Si me permite darle una nota, no solo a mi equipo sino a toda la familia de BBK, le tendría que dar un bikain.
La diversificación y el repunte de las inversiones van a generar más dividendo. ¿Han valorado nuevas actuaciones?
—Cuando nos transformamos en fundación, estábamos en torno a una obra social de 30 millones, este año son 52. Es un crecimiento importante, pero en calidad. Gracias a los organismos públicos que tenemos y a esta sociedad, que es diferente de la que existía hace unos años, hoy tenemos un estado de bienestar más elevado. Las administraciones públicas cubren muchas de las necesidades básicas. En BBK vemos si humildemente nosotros, en lo que no se cubre o se es deficitario, podemos ayudar.
¿Percibe la sociedad ese posicionamiento de la fundación?
—Es cierto que tenemos que hacer más visible nuestra obra social, para que la vizcaina y el vizcaino se sientan orgullosos de tener una BBK en este territorio, y que además puedan disfrutar de nuestra obra social.
¿Qúe penetración tiene la obra?
—Mil entidades sin ánimo de lucro participan con nosotros, más de 10.000 mayores participan activamente en nuestros programas y espacios. Más de 55.000 voluntarios nos apoyan. Hemos atendido a un sinfín de emprendedores que actúan con nosotros. Llegamos a más de 240 centros escolares de Bizkaia con distintos proyectos. Podría seguir hablando: El BBK Live Festival, el certamen de cine de montaña...
Avanzan hacia otro modelo.
—Nuestro departamento de estudios analiza constantemente en qué podemos aportar algo. Ahí hay cuestiones como el talento, la empleabilidad de personas con problemas para acceder a un puesto de trabajo, los desempleados de más de 55 años o personas que tienen algún problema inclusivo también. Acabamos de inaugurar, y estamos muy orgullosos, un hotel para mujeres en esta ciudad.
Y todo eso reforzando el banco, que compite de tú a tú en Euskadi con gigantes del sector.
—Kutxabank, aparte de ser el banco más solvente del Estado español y de los más solventes de toda Europa, es un banco muy bien gestionado, da seguridad. Hay que tener, y hablo como accionista, máximo respeto por los profesionales del banco. Se sienten muy cómodos y se sienten muy orgullosos de que sus accionistas sean tres fundaciones bancarias. Primero desde un punto de vista indirecto, porque la obra social de sus accionistas hace que sea un banco diferente, más social. Pero también porque tenemos vocación de permanencia a largo plazo. Otros accionistas buscarían resultados cortoplacistas.