La Cumbre del Clima de Glasgow del año pasado (COP 26) o la adhesión del Gobierno vasco a la Alianza Industrial Mundial para alcanzar emisiones netas 0 en 2050 han puesto la transición energética de la industria en un primer plano.

¿Cómo entiende SENER este viaje hacia la sostenibilidad de un sector con tanto peso económico?

-Consideramos que la sostenibilidad debe ser siempre impulsada desde una triple esfera: climática-medioambiental, social y económico-financiera. En el contexto de altísima incertidumbre y volatilidad actual, en el que es imprescindible que las empresas emprendan acciones y proyectos transformadores hacia una industria sostenible, puede ser complejo vislumbrar el camino a seguir. En este contexto, SENER es agente del cambio y busca impulsar un ecosistema de referencia que permita avanzar con paso firme y seguro hacia esa transición verde y hacia modelos de negocio sostenibles. Todo ello soportado en el rigor de la ciencia, la tecnología y la innovación, y en un enfoque colaborativo y de alianzas, así como en soluciones adaptadas a cada caso; en este camino no existen soluciones estándar viables para todos.

¿Cuál va a ser el impacto en la sostenibilidad de la nueva y complicada coyuntura geopolítica mundial?

-Con los inestables y crecientes precios de la electricidad y el gas natural, el encarecimiento de los derechos de emisiones de CO2, y la necesidad de cumplir los objetivos de reducción de emisiones que nos hemos establecido como sociedad, las empresas están acelerando medidas encaminadas a disminuir la huella ambiental de sus negocios. Sin embargo, y de acuerdo a la Net Zero Coalition de la ONU, a pesar de que actualmente más de 70 países han establecido la meta de neutralidad de sus emisiones de carbono para el año 2050, solo el 30% de las mayores empresas europeas que cotizan en bolsa se han comprometido a ello. Es imprescindible que cada sector, cada industria, cada empresa, con el adecuado asesoramiento y acompañamiento técnico y tecnológico, evalúe e identifique su hoja de ruta para su negocio considerando el hoy y especialmente el mañana.

El evento Food 4 Future será durante los próximos días 17 a 19 de mayo el epicentro mundial de la cadena agroalimentaria, ¿cuál es la situación específica de una industria como la de alimentación y bebidas en materia de sostenibilidad y transición energética?

-La industria agroalimentaria, como tercer sector español en términos de producción económica y primer sector industrial, genera medio millón de empleos y una aportación al PIB nacional superior al 2%. Esta industria puede y debe ser un actor líder en esta transición. En el lustro previo a la pandemia protagonizó reducciones de sus emisiones de GEI (gases de efecto invernadero) de un 8,2% por tonelada de producto producido, y de un 10,3% y un 20% en sus residuos y consumo hídrico totales respectivamente, mientras su producción aumentaba. Sin embargo, como industria altamente demandante de energía en forma de electricidad (1/3) y de gas natural (2/3), de materias primas y de agua, tiene todavía mucho camino por recorrer y muchas oportunidades por delante.

Y ante un reto que puede resultar apasionante y a la vez abrumador, ¿por dónde debería empezar una industria su camino hacia la sostenibilidad?

-En primer lugar, aquello que no se mide, no existe, y por tanto no se puede actuar sobre ello. Por eso es imprescindible comenzar con una buena monitorización de los procesos y los consumos energéticos asociados. La sensorización y recopilación estructurada de datos permitirá tomar decisiones eficaces y hacer una gestión inteligente de la energía, e incluir la huella ambiental y el consumo energético como variables que condicionen y determinen la planificación y operación de la fábrica. En segundo lugar, no hay energía (o agua, o materia prima) más barata y menos contaminante que la que no se consume. Por ello, la eficiencia energética es clave. A partir de ahí, se abren muchos caminos hacia la descarbonización, como el aprovechamiento térmico, la electrificación, los combustibles renovables como el hidrógeno o el biogás, y los autoconsumos de energías verdes. O como la gasificación, la biodigestión y la pirólisis para el tratamiento y valorización de residuos, potenciando la circularidad de las materias primas.

Y por último, ¿por qué debería la industria, en especial la agroalimentaria, ser sostenible?

-Los motivos para avanzar en este viaje pueden ser muchos y muy variados, y es totalmente natural y legítimo que cada empresa tenga los suyos; lo que es seguro es que nadie puede quedarse fuera, nadie debería quedarse atrás, porque además de una obligación moral y social es una gran oportunidad. Habrá industrias con conciencia medioambiental que quieran lograr un impacto neto positivo con su actividad, y retener y captar talento joven cada vez más comprometido con el planeta. Las habrá que quieran satisfacer la demanda de sus clientes de productos respetuosos con el medio ambiente, las que vean oportunidades de negocio interesantes y las que quieran ser más competitivas y reducir sus facturas. Y habrá otras, quizás más reactivas, que respondan a normativa, fiscalidad, o a las exigencias de sus accionistas e inversores. En definitiva, sostenibilidad significa supervivencia a largo plazo; es hora de pasar de la palabra a la acción.