El Consejo de Gobierno aprobó ayer martes una inyección adicional de 27 millones para el programa Bilakatu Covid-19, destinado a ayudar a las empresas afectadas por los efectos económicos de la pandemia

Este programa estaba inicialmente dotado de un presupuesto de 25 millones, con lo que los 52 con los que finalmente podrá contar suponen un importante espaldarazo con el que el Gobierno Vasco pretende facilitar a estas empresas su más pronta recuperación.

Así lo explicó ayer martes la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, en una rueda de prensa en la que se dio cuenta de que la Dirección de Industria y Transición Energética del Gobierno Vasco, encargada de la tramitación de las ayudas, constató en marzo, cuando solo habían transcurrido veinte días desde el plazo de apertura de la convocatoria, que se había recibido un número alto de solicitudes (117) con una inversión presentada que alcanzaba los 458 millones de euros.

La estimación realizada por el Ejecutivo a partir de dichos datos fue que sería necesario aportar ayudas por valor de 49,3 millones de euros, lo que le llevó a asumir que sería necesario incrementar la partida económica hasta los actuales 52 millones con el fin de atender al mayor número de solicitudes posible y no dejar a nadie fuera.

respuesta a la guerra de ucrania

El Gabinete Urkullu aprobó el pasado día 12 un paquete de medidas por valor de 158 millones de euros -provenientes del remanente ahorrado por la gestión de los últimos años de gestión- destinado a dinamizar la economía, mantener el empleo y apoyar a las personas y familias más vulnerables.

Entre dichas medidas se encuentra el fondo de rescate económico, dotado con 142,9 millones de euros y destinado a financiar ayudas complementarias a empresas y micropymes, del que se desprende ahora esta ampliación del programa Bilakatu en 27 millones.

Las empresas que resulten beneficiarias de este fondo se verán así respaldadas en los proyectos que tengan como objeto por ejemplo la ejecución de inversiones destinadas a la diversificación y relocalización de nuevas capacidades de carácter industrial con el fin, según explicó Tapia, de contribuir a "la consecución de un crecimiento sostenible que incorpore un mayor valor añadido y mejore la competitividad de las empresas vascas en los mercados".