La dirección de ArcelorMittal ha comunicado a los sindicatos de la ACB que estudia parar la acería a mediados de noviembre poniendo fin así al ejercicio productivo mucho antes de lo previsto pese a los buenos resultados. La empresa deja en el aire incluso el arranque después de las navidades y lo condiciona a que el comité acepte incluir en el convenio una serie de cambios organizativos en el área de mantenimiento. La parada de la acería en noviembre supondría la pérdida de unos 70 contratos eventuales y lógicamente retrasar la reapertura más allá de enero tendría un impacto en la plantilla mucho mayor.

El comité ve en el planteamiento de la multinacional “un chantaje en toda regla” en un escenario de renovación del convenio. El problema es que con los antecedentes con que cuenta la ACB no es fácil aventurarse a afirmar que la amenaza de parar va a quedarse en eso, en un amago. La acería de Sestao ha vivido numerosas interrupciones de varios meses en su producción en los últimos años, la última entre comienzos de marzo de 2020, unos días antes de que estallara la pandemia en Europa, y mediados de septiembre de ese mismo año.

A partir de ahí la evolución de la planta ha sido muy favorable, y ayer los sindicatos insistían en que el margen entre los costes y los precios de venta de la bobina sigue siendo positivo a pesar del elevado precio de la electricidad. Hay que recordar que la ACB llevó a cabo en 2016 una fuerte reestructuración para orientarse a los aceros especiales de alta resistencia y, este mismo verano, anunciaba una inversión de 50 millones con el objetivo de comandar el proceso de descarbonización en la multinacional angloindia.

Sobre esas buenas perspectivas puede caer un jarro de agua fría si la semana que viene se confirma el anuncio lanzado a los sindicatos de la fábrica estos días. ArcelorMittal quiere parar la acería en cuanto se terminen los últimos pedidos comprometidos, probablemente entre el 14 y el 15 de noviembre, indicaba ayer a DEIA el secretario del comité de empresa, Álex Ruiz.

El delegado de CCOO explica que la multinacional pretende introducir cambios en el convenio para hacer modificaciones en el área de mantenimiento, que el comité rechaza por motivos de seguridad. Como respuesta a este rechazo, según la parte social, la dirección plantea parar la producción a mediados de noviembre, con el despido de 70 trabajadores temporales. En el tiempo de parada el resto de la plantilla, que si se materializa la salida de ese grupo de eventuales quedaría en torno a las 300 personas, consumiría vacaciones y entraría en ERTE al menos hasta fin de año.

En cuanto a 2022, la empresa pone en duda también la reapertura de la fábrica en enero y la condiciona a que el comité acepte esa reorganización de estructura en mantenimiento. Esa incógnita en torno al medio plazo es aun más preocupante para la plantilla, que podría perder otro medio centenar de eventuales si no se arranca en enero.

Los sindicatos denuncian que la multinacional trata de presionar para conseguir sus objetivos. “La empresa decide parar la producción en Sestao, pese a presentar márgenes considerables en sus beneficios, descargando una vez más sobre sus trabajadores y las arcas públicas sus juegos de intereses”, indica el comité, que denuncia además que se están desviando pedidos a otras plantas del grupo como alternativa a los altos costes eléctricos. Arcelor programa desde hace un par de semanas paradas puntuales en fábricas como la de Olaberria para evitar los tramos horarios con la luz más cara, mientras que no había anunciado hasta ahora cambios para la acería de Sestao, también eléctrica.

Fuentes de la compañía consultadas por este periódico no han confirmado la parada productiva desde mediados de noviembre denunciada por los sindicatos ni tampoco si habría un riesgo real de no retomar la producción tras la Navidad. En todo caso, la empresa muestra su voluntad de diálogo con los sindicatos para “asegurar el futuro” de la fábrica.