La revolución verde que vive Europa ha puesto en su verdadero lugar a la acería vasca ACB de Sestao, una planta que produce acero mediante horno eléctrico utilizando de materia prima chatarra, en un ejemplo de reciclabilidad y sostenibilidad que había sido arrinconada por su propietario, el grupo Arcelor Mittal, hasta que las elevadas emisiones de CO2 de los hornos altos que fabrican acero mediante combustión de carbón y mineral de hierro, con sus correspondientes penalizaciones económicas, han devuelto a ACB a la senda de la competitividad y se va a convertir en la gran beneficiada del proceso de descarbonización del grupo siderúrgico anglo-indio.

Arcelor Mittal, líder mundial en la producción de acero, anunció ayer martes una inversión de 50 millones de euros en ACB Sestao, con el objetivo de devolver la plena capacidad productiva a la planta vasca, por encima de los 1,6 millones de toneladas anuales de productos planos de acero.

La planta vizcaina, -que ha llegado a estar trabajando a casi la décima parte de su capacidad, apenas 15.000 toneladas mensuales en 2016-, asumirá notables modificaciones en su proceso productivo en lo referente al suministro eléctrico para garantizar que la electricidad que use para calentar sus hornos provenga de fuentes renovables, a la vez que se sumará al desarrollo de la tecnología del hidrógeno para ir reemplazando el uso de combustibles fósiles en su producción. Así, ACB será la primera acería mundial de cero emisiones de CO2 en su ciclo completo, según Mittal.

ACB también modificará la composición de las materias primas que se utilizan para producir el acero, dentro de un plan industrial de mayor calado que tendrá su epicentro en Asturias, donde los antiguos hornos altos de Ensidesa siguen siendo dominantes en la producción de acero de Arcelor en el Estado español.

De hecho, el grupo Arcelor Mittal centró en tierras asturianas la presentación de su estrategia de descarbonización en España, plan que incluye, entre otras medidas, el cierre del horno alto más viejo, el A, y la reconversión de la acería gijonesa.

El proyecto de Arcelor Mittal fue presentado en Gijón por el presidente de la compañía, Lakshmi Mittal, que últimamente no se prodigaba mucho por el Estado, y el consejero delegado, Aditya Mittal, junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Dado que las plantas más contaminantes, a efectos de emisiones de CO2, son las de Asturias, -todas las vascas son de horno eléctrico-, Arcelor Mittal concentrará el 90% de sus inversiones en Asturias. Con un esfuerzo inversor de 1.000 millones de euros, la multinacional pondrá en marcha una nueva acería eléctrica y una planta de elaboración de prerreducidos. Este producto, mineral de hierro calentado a altas temperaturas, se utiliza como alternativa a la chatarra en los hornos eléctricos.

El notable alza de los costes de emisión de CO2 ha aumentado la competitividad de las acerías eléctricas como la de ACB en comparación con los hornos altos, lo que ha animado a la industria siderúrgica a implantar nuevos métodos de producción para incrementar la calidad de los aceros obtenidos en las primeras, calidad cuestionada por los puristas de la siderurgia integral que no creían posible obtener bobinas laminadas premium con hornos eléctricos.

Gracias a los prerreducidos se mejorará la calidad del acero y de los 2,3 millones de toneladas anuales que se producirán en Gijón, un millón se destinara a su utilización en la ACB de Sestao. Con ello la planta vasca volverá a producir 1,6 millones de toneladas anuales de acero.