Realizar en estos momentos críticos previsiones económicas “es más difícil que nunca” y el profesor de Deusto Business School y jefe de estudios de Laboral Kutxa, Joseba Madariaga, no tiene “ninguna esperanza de acertar” en sus estimaciones este año. Hecha la confesión -que suena con más fuerza en esta ocasión, aunque ha sido una constante en las proyecciones económicas de Madariaga-, el panorama incierto cuenta con el respaldo en el caso de Euskadi de una estructura productiva sólida y la confluencia de varios programas de estímulo que inciden en aspectos diferentes.Así lo expuso en la primera sesión de las jornadas financieras que organiza desde hace siete años Deusto Business School, la antigua Comercial, junto con la asociación de antiguos alumnos, DBA. Los fondos de reconstrucción de la Unión Europea serán la autopista que llevará a las economías del viejo continente a un nuevo horizonte de crecimiento, pero, según afirmó Madariaga en la apertura del evento, el programa de recuperación lanzado por el Gobierno vasco y provisto de más de 13.500 millones de euros para esta legislatura, incidirá en el “medio plazo”.

Será, junto a las medidas de choque que se están poniendo en marcha en estos momentos, el principal estímulo económico en un contexto que sigue marcado por las decenas de miles de vascos que siguen inmersos en un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) y que a día de hoy no saben si volverán a su puesto de trabajo.

Madariaga afirmó que el plan de Lakua contribuirá a regenerar el tejido productivo, apostando por criterios de sostenibilidad que reforzarán el crecimiento económico. Más allá de los intentos por reactivar el consumo, que se intuyen como una de las prioridades hoy, se trata de una apuesta de recorrido que responde a los retos de futuro de la economía vasca.

A esa conclusión se llega a través de una lectura del momento actual, que lógicamente está marcada por la crisis sanitaria. El profesor de la Deusto Business School destacó que, a pesar de no ser un experto en epidemias la segunda ola del covid arroja en su opinión mejores datos que la primera. En el arranque de la pandemia cada afectado por el virus contagiaba a tres personas, mientras que ahora la relación es de uno a uno y la mortalidad es claramente más reducida.

Esos datos permiten apostar por dar continuidad a la economía, a pesar de los nubarrones que hay en el horizonte. Entre ellos, la “mala noticia” de la situación de Madrid, un centro financiero y económico con el que las empresas vascas tienen una gran relación.

Madariaga también incidió en el retraso del sector servicios, que supone un 70% de la economía vasca y que está en estos momentos bajo mínimos por el colapso de segmentos como la hostelería.

El comercio, sostenido por la alimentación, empieza a mejorar, pero aun así ha reducido notablemente su aportación al PIB. El motivo es que en estos momentos las familias apuestan por el ahorro y no se deciden a hacer grandes compras. Y la industria que está remontando respecto a los desplomes de los últimos meses tampoco tiene energía suficiente para remontar.

Por todo ello, Madariaga confió en que la última previsión del Gobierno vasco, que apunta a una caída de cerca del 10%, se cumpla, lo que supondría un descenso dos puntos inferior al del Estado.