EMOS virado tanto el significado de la palabra y del concepto mismo de empresa hacia su acepción casi exclusiva de fábrica, industria, negocio o explotación, que hoy en día nos resulta llamativo retomar su acepción de actitud y acuerdo global para lograr un objetivo común. Tras la crisis sanitaria generalizada generada por la pandemia del coronavirus covid-19 nos enfrentamos en la actualidad a la podráimos decir casi hecatombe económica secuela de aquella.

En este contexto general, la gran empresa es la reconstrucción económica general, no solo de cada puesto de trabajo y de cada negocio particular, sino del nivel suficiente para cubrir todas las necesidades de la población, hasta llegar a alcanzar una situación pareja a la del mes de marzo pasado. Sin olvidar que en este proceso de recuperación hay que adaptarse a los muchos y muy rápidos cambios ocurridos en estos últimos meses: seguridad sanitaria, teletrabajo, etc.

En esta tesitura de aunar esfuerzos en la gran empresa común, cinco compañías empresariales de diferentes ámbitos productivos presentaron el pasado 30 de junio sus análisis y estrategias para mancomunarlas en el esfuerzo hacia el objetivo de la reconstrucción. Conceptos como Expediente de Regulación de Empleo Temporales (ERTE), ayudas públicas, subsidios, participación pública en capital-riesgo, avales, préstamos a bajo interés a largo plazo, apoyos específicos a la producción, medidas de fomento de la demanda tipo planes renove..., son algunas de las semillas que las empresas consideran imprescindibles plantar para que germine y vuelva a florecer un tejido productivo potente, cuya urdimbre global permita un acelerón del desarrollo económico.

El mundo textil, la restauración, servicios y limpieza, comunicaciones y automoción, son ámbitos económicos muy potentes y significativos del tejido productivo vasco. Todas las áreas productivas necesitan apoyo, ayudas públicas y recursos, pero desde estos cinco sectores se plantearon, en la jornada organizada el miércoles en Bilbao por la Asociación de Mujeres Empresarias de Bizkaia (AED) y Cebek, de manera más concreta lo que podría ser necesario para todos.

No es fácil poner fechas a este relanzamiento hacia la reconstrucción de la actividad económica y social, porque juegan factores internos, pero también exógenos, como las ayudas del Estado y europeas y cómo puedan llegar a Euskadi. Pero quedó claro que sin el esfuerzo conjunto en común y sin la ayuda institucional directa e indirecta fiscal, retomar la normalidad en la actividad sería muy complicado.

Todo ello sumado a la necesidad de alcanzar acuerdos, algunos de los cuales ya se están plasmando en hechos, como la prolongación de la extensión de vigencia de los ERTEs hasta septiembre o incluso más.

Cuando existe inercia de actividad, aunque sea lenta, la producción puede mantenerse pero cuando muchas empresas vascas han tenido literalmente que ponerse a hibernar y parar a cero su trabajo durante tanto tiempo, la necesidad ya no es un ligero empuje, sino todo un engranaje de respuesta en marcha. Y este empuje es imposible que lo hagan solo los empresarios o los trabajadores sin el apoyo a tres bandas con las instituciones y la famosa colaboración público-privada.

Además, los nuevos planteamientos tratan no solo de recobrar el nivel de producción anterior, sino de hacerlo en el marco de una nueva realidad, con muchos más parados, con los intercambios comerciales internacionales en mínimos y donde van in crecendo viejas-novedades laborales como el teletrabajo, la presencia de la mujer o la conciliación familiar.