BILBAO - El constante avance de las operaciones con tarjeta u otros tipos de pago digitales está cambiando el comercio y las transacciones económicas hasta el punto de que hay quien aventura que llegará un momento en el que no circule dinero en efectivo. Los países nórdicos llevan tiempo trabajando en ese ámbito y es posible realizar compras de cualquier importe con canales alternativos al tradicional.

En el Estado español, todos los comercios están obligados a tener medios de cobro electrónico para operaciones que superen los 30 euros, pero en Euskadi cada vez está más extendido el pago digital en transacciones de menor tamaño. Una pequeña compra menor en un comercio textil puede situarse por debajo de ese umbral, pero ya no es extraño pagar en el súper cualquier cantidad o sacar a pasar la tarjeta en una cafetería para saldar las cuentas de un desayuno que suele rondar los tres euros.

DEIA ha tomado el pulso de esta revolución del dinero virtual con dos voces acreditadas: Inés Monguilot (la directora de Márketing, Publicidad y Canales de Kutxabank, el banco líder del mercado vasco) y Pedro Campo (presidente de la Confederación Empresarial de Comercio de Bizkaia, Cecobi). Ambos consideran que los canales digitales son una oportunidad de negocio que llegan para complementar la venta tradicional y que ya es toda una realidad en Euskadi.

La prueba más palpable es la evolución del dinero real en relación al electrónico. La responsable del desarrollo de los diferentes canales de actividad de Kutxabank explica que en 2017 el número de compras con tarjeta de los clientes del banco superó por primera vez la retirada de efectivo de los cajeros. Fue “un punto de inflexión” que cada vez es más evidente y que se refuerza con el gasto asociado a tarjetas o los nuevos -y sencillos- sistemas de pago ligados al teléfono móvil. Esa dinámica no habría sido posible sin la irrupción en el mercado del plástico con tecnología inalámbrica de transmisión de datos, NFC en sus siglas en inglés. El contactless es una forma de pago “ágil” que no requiere introducir la tarjeta o el número en ningún dispositivo.

tecnología ‘contactless’ Las operaciones se hacen rápidamente, en segundos, y cuando el importe es inferior a 20 euros ni siquiera es necesario introducir la clave de la visa. Monguilot añade que. si el tiempo de la transacción electrónica fuera muy superior al del pago en metálico, ni los comerciantes ni los clientes apostarían por ese canal.

La directora de Márketing de Kutxabank recuerda que el banco fue pionero en la apuesta por la tecnología NFC en el Estado con una campaña lanzada en 2014 en Gasteiz. “Migramos a todos nuestros usuarios de tarjetas a contactless y lego fuimos a todos los comercios para que cambiaran a datáfonos compatibles”, explica. Lo que hoy parece “lógico” hace más de cinco años supuso un importante esfuerzo de comercialización porque había reticencias respecto a la seguridad y al funcionamiento en sí. En estos momentos más del 80% de las operaciones se realizan con tarjetas con chip de transmisión de datos.

La transmisión de datos NFC también permite las operaciones a través del teléfono móvil a través de duplicado digital de la tarjeta. Todos los bancos tienen servicios propios y fabricante como Samsung o Apple tienen sus propias aplicaciones. La seguridad es “completa” porque cada compra con visa enrolada genera un número que solo es válido para esa operación en concreto. El muro de seguridad está siempre en el banco e incluso para los más recelosos existe la posibilidad de generar una tarjeta virtual con el importe exacto de una compra a través de Internet y que se caduca al formalizar la operación.

Otro de los hitos que han permitido que el dinero virtual gane terreno al efectivo es la directiva europea que propició un nuevo sistema de pago, la transferencia inmediata. Hasta entonces, todos los pagos en los comercios se realizaban con tarjeta, la única forma de que el establecimiento verificara que había saldo y recibiera el envío de fondos de la entidad bancaria. En cambio, la transferencia inmediata se basa en la comunicación directa de una cuenta con la otra y en siete segundos el destinatario recibe el dinero y deja que el cliente se lleve la mercancía.

Fue un “revulsivo” del comercio, pero también abrió una puerta para el desarrollo de un nuevo sistema de pago, Bizum, con el que el sistema bancario del Estado se “adelantó en Europa. Kutxabank, Laboral Kutxa y BBVA han apostado fuerte por ese sistema, que tiene por ello una importante implantación en Euskadi. Bizum es una aplicación móvil que permite realizar transferencias entre personas a través del número del teléfono. Los usuarios asocian su cuenta bancaria al móvil y pueden traspasar dinero a todos sus contactos de agenda que tengan instalada la aplicación. Compartir un décimo de lotería, pagar una cena -una persona asume la cuenta del restaurante y el resto le envía automáticamente el dinero a su cuenta- o devolver inmediatamente el dinero al amigo que presta una pequeña cantidad a otro cuando no tiene dinero para el bote son gestos habituales ya entre los jóvenes y anticipa un futuro con menos efectivo.