igorre - Desde hace dos años esta licenciada en Ciencias Empresariales por la UPV/EHU es la directora general de Batz Group, empresa de automoción que forma parte del Grupo Mondragón. Su dilatada experiencia profesional, la mayoría en empresas muy masculinizadas, le permiten ser una voz autorizada para subrayar que se precisan más mujeres en ciclos de formación dual para que puedan entrar en empresas como Batz. “Las mujeres continúan sin animarse a entrar en este tipo de profesiones y eso no tiene nada que ver con las necesidades físicas. De hecho, en nuestra compañía hay muchas féminas en las líneas de producción seriada, pero en la de troquelería, con un componente de mayor valor añadido, no hay ni una. Hay que comenzar por hacer que las escuelas de formación profesional sean atractivas. No sé qué barreras hay para que no se despierte el interés de las mujeres en estas áreas”, comenta.

Ana Camacho reconoce que en Batz Group cuentan con buenas medidas de conciliación. “Pero ser la CEO de un grupo como éste supone tener que tomar una serie de decisiones y optar por determinadas cosas. Yo lo he podido hacer porque en casa mi marido ha asumido su corresponsabilidad con nuestra hija de 8 años y esto es clave, porque a veces nosotras mismas nos autoimponemos limitaciones y sobrecargas. Nos sale el dichoso sentimiento de culpa, que no hay quien nos lo quite”, sostiene, al tiempo que reconoce haber tenido suerte, porque sus padres la educaron igual que a su hermano en la idea de igualdad de oportunidades. “Pero a pesar de contar con esa sólida base, las mujeres tenemos la sensación de que debemos de demostrar más; aunque tal vaya con las personas, porque yo soy una persona muy exigente conmigo misma intentando llegar a todo. Eso te pone las cosas un poco más difíciles”, subraya.

A pesar de haber avanzado mucho en la senda de la igualdad de oportunidades cree que queda mucho trabajo por realizar. “Es clave que incorporemos a los hombres en nuestra lucha. Esto no va de enfrentamiento entre los dos sexos, sino de sumar; en que la mitad de la población somos mujeres y debemos de tener los mismos derechos”, dice sonriente.

Para la CEO, encantada de ser mujer, el foco está en la educación, tanto en la familia como en el sistema educativo. “No puede haber profesiones de hombres y mujeres; todavía queda mucho por recorrer para eliminar los estereotipos profesionales”, explica satisfecha de que el feminismo no tenga ya las etiquetas peyorativas de hace unos años, “porque realmente por lo que abogamos es por una igualdad real de oportunidades en todos los ámbitos sociales y que no te pueda cuestionar nadie por el hecho de ser mujer. El movimiento es imparable”, indica al tiempo que insiste en la necesidad de educar en valores, en términos de igualdad. “No abogo por exacerbar la visión feminista, sino por conseguir la igualdad de oportunidades y por romper los tópicos que se nos atribuyen por el hecho de ser mujeres”, sentencia. -N. Lauzirika