BILBAO. El caso de las supuestas escuchas encargadas por el BBVA al grupo Cenyt del excomisario Villarejo ha sido, como era previsible, el tema estrella de la Junta de Accionistas, reunida este viernes en Bilbao, y más después de la renuncia ayer por la tarde del anterior presidente, Francisco González, FG, a la presidencia de honor y de su Fundación para "no dañar al banco".

Torres Vila, en su primera Junta como presidente, ha querido agradecer el gesto a su antecesor y ha recordado a los accionistas, antes de dar la palabra a los trece que han intervenido, que el banco inició a mediados de 2018 un análisis interno tras las primeras informaciones que relacionaban a BBVA con Villarejo.

Pero todo cambió el pasado 9 de enero, al salir a la luz informaciones que hablaban de seguimientos e intervenciones telefónicas a miembros del Gobierno, la competencia e incluso periodistas, que de ser ciertas, serían conductas "muy graves, deplorables y contrarias a los valores del banco", ha dicho.

A partir de entonces, la investigación de BBVA se amplió y por eso desde mediados de enero se cuenta con los despachos de abogados Uría, Garrigues y la consultora PwC, que lidera el análisis.

"Nuestro interés es acabar lo más rápido posible", ha asegurado Torres, aunque ha reconocido que la cosa va para largo y que es mejor hacerlo bien que rápido.

El "caso Villarejo" ha sido el tema principal de prácticamente todas las intervenciones de los accionistas, que han pedido al nuevo equipo que actúe con rigor y tolerancia cero, y han afeado a FG su gestión e incluso le han pedido que devuelva su bonus.

Pero la gran sorpresa de la junta la ha protagonizado el expresidente de Sacyr Luis del Rivero, que ha intervenido como accionista y ha negado que el intento de tomar el control del BBVA que encabezó la constructora en 2004 obedeciera a "razones políticas", como se ha hecho creer a la opinión pública.

Lejos de la política, el intento de abordaje contaba con el apoyo de las más de 80 familias vascas que mandaban en el banco hasta que FG echó a casi todos sus representantes en el consejo, con la excusa de las cuentas opacas de Jersey, ha revelado.

También ha asegurado que ha mandado una carta a los accionistas para pedir la creación de un comité especial para coordinar la investigación del caso, que según él debería estar formado por históricos de la entidad como Pedro Luis Uriarte, Juan María Nin, José Domingo Ampuero o Jesús María Caínzos.

Si este equipo coordinara los trabajos de Uría, Garrigues y PwC, los informes "tendrían más valor y el banco salvaría su reputación".

Durante su intervención, Torres ha dicho que espera contar con la confianza de los accionistas para dar continuidad al proyecto del grupo, que quiere definir el nuevo modo de hacer banca que demanda y necesita la sociedad.

"El futuro de la banca es financiar el futuro", ha dicho, antes de añadir que la entidad trabaja para lograr una sociedad más inclusiva y sostenible" y "ayudar a sus clientes a cumplir sus objetivos en la vida y en los negocios".

"El cliente es lo primero", y ha presumido de la empatía con la que actúa el banco y de que siempre se pone en el lugar de su clientela, aunque algún accionista le ha preguntado si eso era compatible con el bloqueo de cuentas de ciudadanos chinos.

"Somos íntegros, algo que siempre nos ha caracterizado, y resolutivos" a la hora de solucionar los problemas de los clientes y de atender sus necesidades.

Los accionistas del BBVA han aprobado por mayoría todos los puntos del orden del día de la junta, entre ellos la reelección como consejero de Torres Vila, con el 98 % de los votos, y el nombramiento de Onur Genç como consejero, con el 99 %, así como las cuentas de 2018, el nuevo sistema retributivo de los consejeros o el dividendo correspondiente al ejercicio.