BILBAO - El País Vasco ha apostado como uno de sus vectores de crecimiento económico de cara al futuro, además de por los ya conocidos, de energía, movilidad y fabricación avanzada, por la biotecnología. Y esta semana la apuesta se ha escenificado con la puesta en marcha de la planta que la empresa biofarmacéutica Histocell ha inaugurado en la localidad de Larrabetzu (Bizkaia), dedicada a fabricar medicamentos de regeneración, como Reoxcare, para el tratamiento de la piel y las heridas de difícil curación, con los que espera facturar seis millones en el horizonte del año 2021.
Además, el día anterior en Donostia arrancó oficialmente la planta Viralgel que fabricará virus modificados destinados a curar enfermedades congénitas. Estas dos compañías se suman, entre otras, a firmas como, Progenika Biopharma, que hace cinco años pasó a manos de Grifols.
En el caso concreto de Histocell, está sociedad pertenece al grupo biotecnológico vasco Noraybo. La compañía vasca ha invertido en esta planta 1,6 millones de euros en la nueva factoría, que empezará con diez trabajadores, y llegará a unos 30 en los próximos años. La inversión ha contado con apoyo de las instituciones vascas, del Gobierno, por un lado, y de la Diputación Foral de Bizkaia, por otro. Esta última con un préstamo de 300.000 euros.
La consejera vasca Arantxa Tapia, resaltó el “logro” en I+D+i que representa para Histocell haber pasado desde “la investigación a la patente y a la comercialización de productos innovadores con la correspondiente creación de empleo y generación de actividad económica” y expresó la apuesta por convertir a Euskadi en “polo de atracción” para personas y actividades, con “empleos de calidad”. Por su parte, el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, tras recordar que Histocell nació del “sueño de dos investigadoras y dos profesores de la UPV/EHU” se mostró “especialmente orgulloso de que la Diputación de Bizkaia haya acompañado y apoyado a Histocell desde sus orígenes”.
Estas empresas del sector biofarmaceútico realizan inversiones cuantiosas en I+D -Histocell tiene medio centenar de patentes propias-, pero son capaces de atraer a inversores de medio mundo. En este caso, Histocell ha abierto su capital social a nuevos accionistas. De hecho, el fondo de inversión japonés Cell Innovation Partners, una firma con sede en las Islas Cayman, ha entrado en el accionariado de Histocell mediante una ampliación de capital de 3 millones de euros. El grupo nipón, participado a su vez por Shinsei Bank y Reprocell, ha cubierto la tercera parte de esta operación por el 2,78% del capital.
La mayoría accionarial, más del 40%, sigue en manos de los fundadores de Histocell, el grupo Noray Bio y Orza. Otros inversores de referencia son la SCR Ezten, Cantabria Lab, la sociedad Seed Capital Bizkaia, e IMQ. También participan en el capital Operon y otros fondos.
Entre todos han suscrito dos de los tres millones de la ampliación de capital y Cell ha aportado el millón restante. En relación a la entrada de dinero japonés en la firma, Julio Font, presidente de Noray Bio, afirmó que es la segunda operación de Cell en el sector de la salud en Europa y que el nuevo socio reforzará la presencia de Histocell en Japón, uno de los mercados médicos más importantes del mundo.
El nuevo centro productivo de Histocell en Larrabetzu se suma a los laboratorios de alta tecnología situados en el Parque Tecnológico de Bizkaia -que cuentan con una sala blanca acreditada por la Agencia Española del medicamento- que continuarán trabajando en el desarrollo de los proyectos de medicamentos de terapias celulares basados en células madre.
Al acto de inauguración acudieron, entre otros, el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria; el diputado foral de Desarrollo Económico, Imanol Pradales, y los consejeros vascos de Sanidad, Jon Darpón, y de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia.
En las nuevas instalaciones, Histocell tiene previsto elaborar productos sanitarios para el segmento de la conocida como medicina regenerativa. Este es el caso del fármaco Reoxcare que en un mes logra avances significativos en resteñar en heridas que son crónicas (estas patologías afectan al 2 % de la población). Así como los dermoestéticos Wharton Gel Complex e Histoessence.