Bilbao. Como el apóstol San Pedro hizo con Jesucristo, el Gobierno de Mariano Rajoy -porque él no ha dado la cara en casi un mes- se ha cansado de negar una y otra vez que España vaya a necesitar un rescate total de su economía. Lo hizo incluso la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, la pasada semana. Hasta ayer. La decisión del Banco Central Europeo -respaldada por la Comisión Europea- de dejar la pelota en el tejado de los países en problemas obliga al Gobierno del PP a dar algún paso en firme. Además, la reacción adversa de los mercados del jueves pone en aprietos la posibilidad de financiación autónoma de España. Lo más lógico, según las exigencias marcadas el jueves por Mario Draghi, presidente del BCE, es que el Ejecutivo opte por pedir a los fondos europeos de rescate que compren deuda pública española. Así el banco emisor podría intervenir de nuevo en los mercados y, en teoría, calmar las tensiones que elevan sin cesar los tipos de interés que paga el Estado por financiarse. Para hacerse una idea, Mariano Rajoy afirmó ayer que España tendrá que hacer frente el próximo año al pago de 8.000 millones de euros más de lo previsto para abonar los intereses de la deuda ya emitida, millones que se suman a los 25.342 millones presupuestados.
Así que ese acoso atenaza cada día más las cuentas del Estado y Rajoy no descarta ya -ni confirma tampoco- que España vaya a tener que solicitar un plan de salvamento a sus socios. Un rescate que, como se insiste desde las instituciones europeas, llevaría acarreadas unas duras exigencias. "No tengo tomada ninguna decisión y haré lo que creo que conviene al interés general de los españoles", aseguró ayer el presidente del Ejecutivo antes de tomarse unos días de vacaciones. "Quiero conocer cuáles son esas medidas -las que adoptará el BCE para asistir a los países que, como España, sufren el acoso de los mercados-, lo que significan, lo que pretenden, si son adecuadas, y a la vista de las circunstancias, tomaremos una u otra decisión", simplificó. Lo que quiere Rajoy es saber cómo se concretarán en las próximas semanas las "medidas de política monetaria no convencionales" que Draghi anunció el jueves.
El Gobierno cree que tiene "margen" para esperar a que el Banco Central Europeo explique que pasos puede dar para calmar los mercados, por lo que retrasará la decisión de solicitar esa ayuda al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera. Pretende así devolver la pelota al tejado de las instituciones europeas aunque Rajoy admitió que "durante mucho tiempo hemos vivido pidiendo crédito y gastando mucho más de lo que ingresamos. Es mucho lo que debemos y lo que hay que devolver y en estos momentos es muy difícil que nos presten o refinancien estas deudas".
Por el momento, el presidente español ha remitido a las máximas autoridades europeas una carta reclamando la puesta en marcha de los acuerdos de la última cumbre comunitaria celebrada en junio, en concreto, exigiendo la aprobación de la unión bancaria antes de que acabe el año.
La rueda de prensa para hacer balance de los siete meses al frente del Gobierno del PP se centró exclusivamente en la situación económica, "la principal preocupación de los españoles". Y Rajoy insistió en la necesidad de seguir adelante con medidas de ajuste que calificó de "incómodas", "impopulares" y "desagradables", pero necesarias para salir de la crisis cuanto antes. "No hay otra opción" sentenció.
100.000 millones Precisamente eso es lo que el Gobierno español le aseguró ayer a la Comisión Europea que hará. Profundizar en los recortes y cumplir con los objetivos de déficit marcados. Para ello, el Gabinete presentó el plan bienal 2013-2014 a Bruselas -aunque con una semana de retraso-. Es el documento exigido por la Comisión Europea a cambio de aplazar un año el objetivo de déficit. Este cifra las medidas de ajuste en 102.149 millones de euros hasta 2014. Es lo que el Gobierno pretende ahorrar y recaudar de más.
En realidad son cifras ya conocidas. El presupuesto bienal propuesto recoge los ajustes anunciados el pasado mes -por valor de 65.000 millones de euros-, el paquete de iniciativas adoptadas a final de 2011 -27.000 millones- y los planes de equilibrio de las comunidades autónomas y los Ayuntamientos -cifrados en 18.000 millones-. El Gobierno añade a las medidas aprobadas hace pocos días para reducir la desviación del déficit una rebaja adicional de más de 3.750 millones de euros para las partidas de Sanidad y Educación que dependen de las comunidades autónomas.
El Gobierno popular prevé realizar un ajuste, entre incremento de ingresos y reducción de gastos, de 13.118 millones en 2012, de 39.000 millones en 2013 y de 50.100 millones en 2014. Según afirma el Gobierno en la presentación del Plan, este programa "garantiza" una reducción del déficit de las administraciones al 4,5% del PIB el próximo año y al 2,8% en 2014. Ese es el objetivo a cumplir, pero llegará en un contexto difícil. El propio documento explica que el Ejecutivo prevé que el PIB caerá en 2013 hasta el 0,5% y que en 2014 habrá una mejoría, con un crecimiento del 1,2%, "gracias a una paulatina recuperación del consumo privado y de la inversión y las reformas estructurales emprendidas".
Las medidas tributarias son la principal fuente de este ajuste, puesto que permitirán un incremento de los ingresos de más de 35.000 millones más entre 2012 y 2014. El Gobierno estima que el aumento del IVA proporcionará ingresos extra de 2.300 millones de euros este año, de 10.134 millones de 2013 y de 9.670 millones en 2014.
Son una base, pero habrá más. "Hemos puesto en marcha una serie de reformas que sientan las bases para la recuperación. No producen efectos ya, eso nunca es así, pero sí los van a producir en el futuro y hay que hacerlas, porque si no, nos quedaríamos atrás. No hay precedente en seis meses de una acción de gobierno de estas características", dijo ayer Rajoy, quien aseguró nuevos ajustes en el futuro.