Al adquirir una vivienda, es necesario realizar varios trámites como firmar las escrituras, liquidar los impuestos correspondientes e inscribirla en el Registro de la Propiedad.

Además, si para comprarla has tenido que solicitar un préstamo hipotecario, que es lo más habitual, a todo esto deberás añadir la contratación de un seguro de hogar, imprescindible en esos casos. Es una garantía para la entidad que ha concedido el préstamo.

Sin embargo, esto no quiere decir que tengas que contratar el seguro con la misma entidad que la hipoteca. La primera Directiva Europea sobre Hipotecas aprobada en 2014 prohíbe a los bancos vincular la concesión del préstamo con la contratación del seguro de hogar. Es obligatorio, pero puede contratarse con cualquier compañía de seguros.

En el caso de que tengas el dinero suficiente para comprar la casa al contado, no estás obligado a contratar el seguro, pero siempre es conveniente e incluso necesario. En última instancia, la casa pertenece a su propietario por lo que, ante cualquier siniestro, él será quien deba correr con los gastos, tanto de los que sufra su vivienda como de los que por su culpa afecten a otros.

Así que, aunque desde el punto de vista legal no sea obligatorio en todos los casos, disponer de un seguro de hogar es muy recomendable, ya que te protegerá frente a posibles intrusos o accidentes y lo cierto es que vivir tranquilo no tiene precio. ¿O sí?

Una persona sujeta una llave en la mano.

Coberturas básicas

Las coberturas que te ofrece un seguro de hogar dependen evidentemente de lo que pagues por él: a mayor precio, más coberturas. Las pólizas más económicas ofrecerán las coberturas más básicas y protegen a las viviendas de los principales siniestros.

Responsabilidad Civil

Es la cobertura más básica y cubre posibles daños involuntarios a terceros.

Robo

En el caso de los daños ocasionados por robo, conviene saber si cubre el continente (la estructura de la casa, la puerta...) y el contenido (los bienes del interior de la vivienda) o solo uno de los dos.

Incendio

Si la casa se incendia de forma accidental, el seguro responde, aunque siempre es importante revisar las coberturas de tu póliza para saber qué está incluido.

Daños por agua

La cobertura de daños por agua suele variar mucho según la compañía aseguradora. Filtraciones, desatascar cañerías o daños por grifos abiertos son algunas de las cosas que cubre el seguro del hogar.

Daños eléctricos

Cubre desperfectos o averías producidas por corrientes anómalas, cortocircuitos, caída de un rayo, etc.

Rotura de cristales

Por detrás de los daños por agua, la rotura de cristales es uno de los siniestros más frecuentes en los seguros de hogar.

Ventana con un cristal roto.

Coberturas especiales

Lo cierto es que junto a estas coberturas básicas hay otras más específicas que también puedes contratar, eso sí, pagando algo más. Si te preocupa el tema de internet o las redes sociales, puedes encontrar protección digital a menores, asistencia y ayuda informática en el hogar o borrado de la huella digital.

Algunas pólizas cubren la pérdida de llaves o la reposición de cerraduras, el hurto o el robo fuera de casa, así como la anulación de tarjetas de crédito o de débito y su posible uso fraudulento.

Si quieres invertir en salud, está la opción de recibir orientación médica y o psicológica por teléfono en cualquier momento y en caso de ponerte enfermo estando de viaje, el seguro se haría cargo de los gastos.

También hay compañías que ofrecen el servicio de manitas para las pequeñas tareas de mantenimiento de la casa, cobertura para vehículos aparcados en el garaje o incluso para replantar jardines dañados por fenómenos climáticos adversos.

Los seguros también suelen cubrir los objetos de valor especial (cuadros, instrumentos musicales, joyas), aunque es probable que, para que esto sea así, tengas que declararlos aparte y guardarlos en una caja fuerte.

Ya lo ves, hay seguros de hogar para todos los gustos y para conocer con exactitud qué cubre el tuyo deberás leer con detalle los términos de la póliza (el acuerdo firmado entre la compañía y el tomador), donde figuran de forma pormenorizada todas las coberturas. De esta forma siempre tendrás claro en qué casos puedes reclamar al seguro y en cuáles no para no sentirte después defraudado.