Dos versiones contrapuestas en la segunda jornada del juicio de la ‘Operación Estrobo’
TRECE REMEROS MIEMBROS DE Urdaibai en 2010 Negaron en el segundo día de la vista oral de la ‘operación estrobo’ ser pinchados por vía intravenosa, como declaró el testigo protegido
Bilbao - Catorce remeros, trece de los cuales formaron parte de la plantilla de Urdaibai en 2010 testificaron ayer en el Juzgado de lo Penal número 1 de Bilbao para dar su versión sobre la supuesta trama de dopaje ocurrida en el club bermeotarra en el verano en el que consiguieron su primera Bandera de La Concha. Los entonces integrantes de la Bou Bizkaia negaron haber recibido nunca inyecciones intravenosas o sentirse mal después de las recuperaciones. También dijeron que el entonces entrenador José Manuel Francisco nunca les pinchó y que fueron la enfermera Arantza Ormaza y Borja Garay, médico del club, los encargados de llevar a cabo estos procedimientos, contradiciendo completamente la versión mostrada el día anterior por el testigo protegido. Aun así, los remeros declararon también no conocer con exactitud el contenido de las jeringuillas aunque “confiábamos en el médico” y creían que eran “vitaminas”.
Los remeros explicaron que les hicieron analíticas, realizadas por “gente de fuera”, cada “uno o dos meses”, y que en función de eso se les aplicaban diferentes suplementos que se administraban por vía oral o con inyecciones en “el hombro y en el culo, nunca en las venas”, una versión diferente a la dada por Borja Garay, que reconoció el lunes haber realizado alguna inyección intravenosa. Según el testimonio de los bogadores, los pinchazos se producían después de algunos entrenamientos y su volumen no cambió notablemente durante el transcurso de la temporada. Asimismo, también reconocieron que tras la disputa de varias regatas realizaron recuperaciones por medio de pinchazos, pero que estas se hicieron siempre en las instalaciones del club y las llevaron a cabo Ormaza o Garay. El testigo protegido dijo el lunes que los remeros sufrieron “más de ocho pinchazos por día”, algo que Bersaitz Azkue, uno de los testigos y que estuvo en Urdaibai en 2010 y 2011, negó rotundamente: “Nos pinchaban dos o tres veces; ocho, ni loco”. Unos procedimientos que en ningún momento sorprendieron a los remeros, que afirmaron que “es así en todos los clubes”.
Otra de las cuestiones tratadas ayer fue la conexión de Marcos Maynar con el club de Bermeo. La mayoría de los remeros declararon no conocer personalmente al médico extremeño y que solamente le habían visto en una ocasión, en la motora durante el transcurso de un entrenamiento. Iñigo Alday fue el único en admitir haber conversado con el galeno y testificó que les dio una charla sobre los “beneficios del deporte”, aunque sin llegar a en ningún momento nada relacionado con el dopaje. Algunos bogadores también reconocieron que Maynar realizó varios pliegues a sus compañeros con más peso e incluso el remero Luis Pazos, que testificó por videoconferencia, afirmó que todos se sometieron a esos pliegues, aunque algunos lo hicieron con el entrenador y otros, supuestamente ninguno de los presentes durante la mañana de ayer, con el de médico extremeño.
En la vista de ayer también se trató la supuesta falsificación realizada por Borja Garay, a quien se acusa de pedir Carnicor y efredina con una receta de Ignacio Mínguez. Este último testificó que su compañero de profesión le advirtió que le había cogido una receta debido a que se le habían acabado las suyas y que de no ser por la operación Estrobo “no me hubiera sentido perjudicado porque me cogiera una receta, ya que confío en la profesionalidad de un colega y es algo que se hace habitualmente”.
Por otra parte, Sonia Boubeta, esposa de Francisco, vio reducida la petición de pena que recae sobre ella de dos años y seis meses a dos años. La imputada no pudo presentarse en el juzgado debido a un ingreso hospitalario justificado y, según dictan los procedimientos, no se puede proseguir con la vista si el imputado no está presente cuando la petición de pena supera los dos años. La Fiscalía y la acusación popular aceptaron la rebaja rápidamente.