Tuvo que sufrir mucho para llegar a la cima. Las dudas asolaron a Ibai Pérez en el inicio del campeonato. Una lesión de hombro le hizo arrancar sin demasiada confianza, pero fue capaz de dejarla atrás y crecer hasta besar la lana.

¿Qué tal se encuentra días después de lograr su segunda txapela?

—Muy contento. Durante la semana estuve con la tensión de ganar la txapela y con la cosa de que Esteban podía ganar su séptima txapela e igualar a Insausti. Sabía que tenía que hacer lo mío y al final lo conseguí.

¿Cómo vivió la final desde dentro?

—Con tensión. Siempre hay que ir con tensión a los partidos y más en una final. Nervios no suelo tener y salí bastante tranquilo. Aunque no entré muy bien en el partido. Empecé ganando 3-0 pero no me encontraba cómodo. Esteban estaba acertando con el saque y arrimándome las pelotas a la pared. Pero después le di la vuelta y la cosa fue mejor.

¿Hubo algún momento concreto en el que sintió que la tendencia había cambiado?

—Por la mitad del segundo set me vi más suelto y me sentí mucho mejor. Solté un poco la tensión, que igual arranqué con demasiada, y las cosas fueron rodadas. Notaba que salían todas las jugadas que hacía, iba a defender y defendía bien y después tuve pelota para acabar. Así gané.

Dejó a Gaubeka sin la ansiada séptima txapela. Dejó a Gaubeka sin la ansiada séptima txapela.

—Me fastidia porque me llevo muy bien con él y sé que tiene muchas ganas de ganar esa txapela. Pero aún le quedan años y la podrá conseguir. Es un grandísimo pelotari, no da ningún partido por perdido, siempre lo lucha todo. Tiene muchas ganas de competir.

¿Se esperaba dar este rendimiento en este campeonato?

—No, estuve con muchas dudas antes de empezar. Tenía el hombro mal. Tuve una bursitis y un edema óseo. Antes de jugar la previa con Necol decidieron infiltrarme y fue muy bien. Pese a que no había entrenado mucho, me vi bastante bien. Luego vino Iker y ya estaba más rodado. También pude ganar y el partido contra Fusto fue bastante duro, pero ya iba todo rodado.

¿Dónde cree que estuvo la clave?

—No las tenía todas conmigo, pero a jugar a pala no se olvida y tenía muchas ganas de jugar porque desde la liga no había jugado desde que Ibon Garate se lesionó. A mí en realidad también me vino bien porque necesitaba parar, no podía darle. Ese parón me vino bien porque empecé más fresco. En el primer entrenamiento no estuve tan a gusto, en el segundo mejor y contra Necol e Iker ya me vi bastante bien.

¿Qué siente al pensar que tiene dos txapelas individuales?

—Si alguien me lo hubiera dicho hace unos años me hubiese parecido increíble. Tener la primera en casa ya lo fue y la segunda qué voy a contar. Estoy muy contento. Es un sueño.

¿Cómo ha evolucionado desde que consiguió la primera txapela?

—Estoy mucho más asentado con la herramienta. Cuando gané la primera ya llevaba tres años como profesional, pero con los años he ganado más experiencia. Estoy más habituado a la herramienta, no es fácil adaptarse a ella. Además, se rompen bastantes palas y estar a gusto con una pala cuenta mucho. Guardarla bien, no entrenar con ella, sacarla solo en los partidos importantes€ Estos años he aprendido esas cosas.

Otro aspecto a destacar es su mejora con la derecha.

—Sí, eso se ha dado estos meses que he estado parado con la izquierda. No he parado de darle con la derecha porque no podía estar en casa sin jugar. Iba a darle con la derecha y la verdad es que ha surtido efecto.

¿Y ahora cuáles son sus planes?

—Jugaremos este viernes el partido que se va a hacer por los diez años del Bizkaia. Será para disfrutar y la semana siguiente empezará el Open Bizkaia. Habrá dos aficionados con nosotros. No sabemos cómo serán las parejas, pero me toque con el que me toque, hay que ir a por la txapela otra vez.

Las ganas de ganar no desaparecen con esta última victoria.

—No, todavía queda más hambre para seguir ahí y no bajar de esta altura.

"Por la mitad del segundo set me vi más suelto y me sentí mucho mejor. Solté tensión y las cosas fueron rodadas; notaba que salía todo”