Duración: 89 minutos.

Saques: 1 de Ezkurdia (tanto 10) por 1 de Laso (tanto 14).

Pelotazos: Se cruzaron un total de 906 pelotazos a buena.

Tantos en juego: 9 de Ezkurdia, 14 de Laso y 1 de Albisu.

Errores: 3 de Ezkurdia, 2 de Martija, 7 de Laso y 5 de Albisu.

Marcador: 0-1, 1-1, 1-8, 2-8, 6-8, 6-9, 6-11, 7-11, 7-14, 8-14, 10-14, 10-16, 11-16, 11-17, 15-17, 15-18, 15-20, 16-20, 20-20, 20-21, 21-21 y 22-21.

Incidencias: Duelo del Parejas de Primera disputado en el frontón de Urduliz. 400 espectadores.

bilbao - Exclamaban las piedras maltratadas en el frontón de Urduliz: ¡piedad! El eco de la pelota, otra roca, contra la piel, contra la lógica, a favor del dolor. Allí, en ese baile salvaje, primitivo, maratoniano, laborioso, el ruido era el de un apedreamiento. Un nido de ametralladoras. Un debate de pegadores. Manos de hierro. Yunque y martillo. Una forja. Atizaba Laso, respondía intenso Ezkurdia y el ritmo, jadeante, galopante, crecía con el tambor de Albisu, desatado, y el ímpetu de Martija en una contienda majestuosa por tremenda y epidérmica. Una oda a la pelota, al sufrimiento, a la emoción. Una dejada de Ezkurdia, con el partido igualado a 21 y el ácido láctico impregnado en cada poro de los contendientes, otorgó el triunfo al de Arbizu y Martija, que remontaron y vencieron en un duelo de gladiadores. Su única ventaja fue la final, la última. La definitiva. Hasta allí el camino fue bello y áspero.

Con el primer redoble, entró en combustión Laso, aprendiz de brujo. El delantero navarro, descarado y convencido, se asomó al remate con devoción. La pelota le salía chisposa y los ángulos le saludaban con cariño. Impulsado por la catapulta de Albisu, mandón en el arranque, se largaron del marcaje de Ezkurdia y Martija, que no estaban mal, pero no salían con la mejor pose en la foto. Padecían ante la puesta en escena de Laso y Albisu, que tricotaban el juego con el sentido común de los pensadores y la sensibilidad de los pesos pesados que muelen voluntades. En ese ecosistema, aturullaron a Ezkurdia. Laso, un kamikaze enamorado del riesgo, encontró un filón en el juego de aire. Albisu horadaba a Martija, que no lograba espantar a Laso y el delantero navarro no aguardaba. Así alcanzaron una ventaja estupenda: 1-8.

Un error de Albisu dio un respiro a Ezkurdia y Martija. Acudieron al cestaño y reclutaron una pelota con menos salida de frontis. El gigante de Arbizu se puso en marcha. Con ese cuero, Martija se sentía más cómodo y limaron la desventaja ante cierta atonía de Laso y Albisu. En apenas unos fotogramas encajaron un parcial de 5-0. El material marcaba el pulso del careo, pero un error de Martija concedió nuevamente vuelo al inspirado Laso y al seguro Albisu. Accedieron al primer descanso con una renta apetecible. Una filigrana en el txoko y un saque sirvió para que doblaran a Ezkurdia y Martija: 14-7.

Laso, con la cresta desafiante, buscó otro sombrerazo, pero el gancho se escurrió. Ezkurdia respondió para morder tres tantos consecutivos. Laso tomó de nuevo el mando. Gobernaba el poder de Albisu y la electricidad del navarro, fuertes en cada palmo del frontón, para entonces convertido en un campo de batalla. Sostenerse en pie era vencer. Con 17-11, encontró Ezkurdia una grieta en la ambición de Laso, acelerado. El de Arbizu apretó hasta el 15-17. Se igualó un duelo. La fortuna devolvió la sonrisa a Albisu, que celebró después un buruz gain de Laso. Un error del ataundarra dio carrete a Ezkurdia y Martija, felices con una pelota que perdió brío. 20-20. Laso sumó un gancho, Ezkurdia empató con una cortada y se coronó con un dejada en un duelo gigantesco.