Dicho y hecho. El Masters de Augusta ya sabe cómo se las gasta el otoño. Una tromba de agua conquistó el imponente verde del mítico campo de golf por unos minutos. Negros nubarrones. Fue un espejismo de lo que vendría después. Con la hierba más blanda, perfecta para frenar las acometidas de los más arriesgados, el escenario fue el ideal. No importó que el calor del público, una de las señas de identidad del Augusta National, brillase por su ausencia. Mucho se ha hablado durante la previa sobre la ausencia de aficionados en el Major por excelencia. Pero la chaqueta verde está al margen de las limitaciones del covid-19. Los que tienen que dar ambiente y espectáculo son los que optan a vestir el domingo esta prenda. Entre ellos, Jon Rahm. Y al de Barrika le va la marcha. Lo demostró a golpe de pegada y precisión. Con una tarjeta de 69 golpes (-3), Rahm acabó la primera jornada en la zona noble de la clasificación. El debut siempre es complicado y el vizcaino lo pasó con nota.

El número 2 del mundo -que el pasado martes cumplió 26 años de edad- demostró personalidad en todo momento. Y eso que su comienzo no fue nada esperanzador. Tras cumplir con el par del campo en el hoyo 10, el primero que encaró, Rahm firmó dos bogeys consecutivos. Bryson DeChambeau y Louis Oosthuizen, sus compañeros de recorrido, asistían impertérritos a sendos fiascos del vizcaino. El mismo que días antes había dejado atónito a medio mundo con el hoyo en uno más viralizado, se atascaba a las primeras de cambio. Llegó a presentar un +2. No debió ser fácil afrontar a las primeras de cambio el Amen Corner, con la que había caído. Error, Rahm no se amilanó y empezó a sacar su mejor golf. De hecho, únicamente protagonizó otro bogey más en toda la mañana. En su cuarto hoyo firmó su primer birdie del día. Luego llegarían otros tres más y un eagle a mitad del recorrido que le hicieron colocarse momentáneamente en la segunda posición del torneo. Rahm se situó con -4 después de bordarlo en el hoyo 2 tras un gran tiro a bandera con un hierro intermedio y de sumar acto seguido un birdie. Rahmbo .

un ligero frenazo

Pasada la euforia en el hoyo 3, el vizcaino no pudo poner la guinda en la recta final. Aunque se mantiene más que vivo en el torneo, donde una jornada mala te deja prácticamente fuera de combate. Rahm no fue capar de superar el par en los últimos seis hoyos de su recorrido, con un bogey incluido en el 7. El -3 final no fue un mal botín para el de Barrika, que debe ajustar algunos parámetros de su juego, como la aproximación a la bandera, que ayer no fue como acostumbra, sobre todo en la recta final. Pero la cosa pinta bien para Rahm, que demostró por qué es uno de los golfistas del momento, con o sin público. DeChambeau, otro de los grandes pegadores y que compartió juego con Rahm, cerró su vuelta con 70 golpes (-2). El otro compañero de partida de los cañoneros del momento, Louis Oosthuizen, fue el mejor de los tres. El sudafricano terminó con 68 golpes (-4).

El retraso de tres horas por culpa de las lluvias provocó que la jornada se prolongase más allá del cierre de esta edición. Hasta ese momento, el inglés Paul Casey lideraba la clasificación del torneo con una primera tarjeta de 65 golpes (-7, con nada menos que cinco birdies y un eagle). Tampoco decepcionó el vigente defensor del título, el gran Tiger Woods. Aunque el estadounidense no entraba entre los candidatos a vestirse de nuevo la chaqueta verde, el Tigre comenzó con un esperanzador -4, sin bogeys en todo su recorrido. Y un dato a tener en cuenta, Woods empató su primera vuelta más baja de entre sus 22 participaciones en el Augusta National. Cualquier cosa puede pasar hasta el domingo.