Jon Rahm acabó la segunda jornada del RBC Heritage con la soga al cuello, al borde de la eliminación. Al cierre, Rahm mantenía el mismo resultado el corte y estaba a la espera de que todos los jugadores finalizaran la jornada para confirmar el pase. Su vena competitiva despertó en el momento crítico al firmar una tarjeta de cuatro golpes por debajo del par del campo. Rahm sacó las garras para mostrar un juego sólido en todos los aspectos y eso le permitió confirmar la remontada. Solo un pequeño lunar, otra vez en un par 3, frenó su efervescencia y le dejaron todavía demasiado lejos de la cabeza. Por otra parte, el PGA Tour confirmó el positivo por coronavirus de Nick Watney. El golfista estadounidense, al igual que otras 368 personas dio negativo en los controles realizados, pero ayer notó síntomas y tras consultarlo con el médico se realizó una prueba que confirmó el contagio. El circuito estadounidense aisló de inmediato a Watney e inició el protocolo para controlar el positivo y continuar con el torneo.Los pares tres están siendo el principal problema de Rahm en Hilton Head. El golfista de Barrika no encuentra el toque en esta distancia y ya el jueves borraron de un plumazo todo el botín obtenido en el resto de la jornada. Ayer encontró un pequeño respiro en los hoyos cortos y consiguió sonreír en el lugar donde se había torcido todo. En el hoyo 14, aquel en el que la pelota se le fue al agua el día anterior, consiguió su primer birdie del día. El recuerdo hizo mella y Rahm no arriesgo tanto, pero consiguió poner la pelota en el green. Desde ahí, un putt lejano y preciso le permitió sumar el birdie. Esta sería la única alegría en los pares tres ya que a partir de ahí hubo más tropiezos que aciertos.

Donde Rahm no encontró límites fue en los pares cinco. El vizcaino se siente más cómodo cuando no tiene que encoger el brazo y puede golpear la pelota con fuerza. Esos misiles rectos y capaces de recorrer muchos kilómetros volaron por Hilton Head y le dieron buenos resultados en los hoyos más largo. El primer par cinco al que se enfrentó, el 15, se tradujo en el segundo birdie consecutivo del día y quitó algo de presión al barrikoztarra, que a partir de ahí partió prácticamente desde cero para superar el corte, con más de la mitad del recorrido por jugarse y la única necesidad de mantenerse en esa línea de juego.

Con esos golpes largos como principal arma y con muy pocos errores en su actuación del día, Rahm continuó fabricándose opciones de birdie. Su primer disparo volvió a funcionar a la perfección y cogió la mayoría de las calles. Esta vez los peculiares greenes de este campo, más pequeños de lo habitual, le fueron más esquivos pero cuando llegó lo hizo en mejores posiciones. Así, en el hoyo 1, el décimo del día para él, repitió la fórmula y consiguió sumar el tercer birdie. Un primer golpe largo y preciso, una aproximación correcta y un buen toque de putt para embocar.

mejor versión

Pero lo mejor todavía estaba por llegar. Otra vez en un par cinco volvió a verse al mejor Rahm. Arriesgó con el primer golpe y tuvo el mejor resultado posible al coger la calle por poco y avanzar una buena cantidad de metros. Eso no le hizo conformarse y otro misil puso la pelota en el green, aunque en esta ocasión bastante lejos del hoyo. Ese putt que tantos problemas le estaba dando desde la reanudación del circuito norteamericano, ayer respondió. Poco a poco el barrikoztarra empieza a cogerle el toque y el ejemplo perfecto fue el golpe que dio en ese hoyo 5 para embocar la bola y firmar un eagle.

A la jornada de ayer de Rahm solo le faltó la guinda, firmar una tarjeta sin ningún borrón que le permitiera acercarse un poco más a la cabeza. El bogey obtenido en el par tres del hoyo 7 frenó la remontada de Rahm. El vizcaino atacó la bandera pero no acertó a la hora de imprimirle la suficiente fuerza a la pelota y se topó con el búnquer de arena anterior al green. A partir de ahí poco pudo hacer. Con la bola en una situación comprometida, la logró colocar en el green pero no pudo embocar el complicado putt y firmó el único bogey del día. Una pequeño tropiezo que complica aún más sus opciones del fin de semana.