- El golf profesional vuelve por todo lo alto. Después de que el PGA Tour quedara interrumpido en marzo tras la primera jornada de The Players, el Colonial Country Club de Fort Worth (Texas) verá la primera prueba real de cómo puede ser este deporte tras el coronavirus, al menos en los próximos meses. En estos tres meses, quienes han podido han salido al campo para no perder el toque, ha habido citas benéficas para matar el gusanillo y mucho golf virtual, pero la fecha del 11 de junio ha despertado el hambre de competición de verdad y el Charles Schwab Challenge reunirá a la mayoría de los mejores jugadores de mundo, que no han querido esperar más para recuperar su actividad, aunque no vayan a tener público para verles durante el primer mes.

Los cinco mejores del mundo (Rory McIlroy, Jon Rahm, Brooks Koepka, Justin Thomas y Dustin Johnson) estarán desde mañana en la cita texana. Además, el torneo contará con dieciséis de los veinte primeros. Solo faltarán Patrick Cantlay, Tiger Woods, que quiere dosificar sus esfuerzos, y el australiano Adam Scott y el inglés Tommy Fleetwood, que han preferido de momento evitar los viajes desde sus países hasta que el calendario se ajuste a la evolución de la pandemia y las restricciones sean menores. El Colonial se vestirá de gala, no en vano es la casa de Ben Hogan, la leyenda que da nombre al trofeo de mejor universitario del año, que fue entregado ayer, y que Rahm se llevó en dos ediciones consecutivas.

Por eso y por las características del campo, el de Barrika tiene a este torneo entre sus favoritos. Lo ha jugado tres veces como profesional y suma un segundo y un quinto puestos. En 2019 no pasó el corte, pero los pronósticos más reputados le sitúan como principal favorito para llevarse el título este año. Además, la brillante participación, con un nivel nunca visto en Fort Worth desde 1984, eleva el rango de puntos del torneo y permite a Jon Rahm volver a luchar por el número 1 del mundo ante Rory McIlroy, que debuta en el recorrido cercano a Dallas. El norirlandés y el barrikoztarra jugarán los dos primeros días con Brooks Koepka para vigilarse de cerca en uno de los partidos estelares que sacarán las debilidades y fortalezas de cada uno. "No sabemos cómo está cada uno después de tres meses. Ahora lo importante es ajustarse a las normas y quitarse la roña", dijo ayer Rahm en rueda de prensa telemática.

El vizcaino acumula cuatro Top 10 en sus cinco actuaciones en el PGA Tour desde que comenzó el año, pero el coronavirus frenó a todos y las incógnitas son muchas en esta vuelta a la actividad, la principal cómo responderán los cuerpos y las cabezas después de tres meses parados y ante un calendario exigente. Rahm jugará esta semana, la próxima en el RBC Heritage y, salvo imprevisto, una tercera consecutiva en el Travelers Championship. No hay prisa, por tanto, por recuperar el mejor nivel y en llegar a la cima mundial porque en los próximos seis meses aguardan citas señeras como tres majors, dos campeonatos del mundo, los play-offs del PGA Tour y quizás la Ryder Cup, además de algunos torneos en Europa que aún están en el aire. "Pero he venido al Colonial a ganar, como siempre. Es un torneo especial"; advirtió.

Los jugadores deberán darse tiempo para ajustar su juego, para no querer romper la bola y abusar de esa adrenalina que ha estado confinada. En este sentido, el psicólogo Gregg Steinberg ha definido para el PGA Tour los cuatro desafíos mentales que afrontan los golfistas en este regreso a la competición. El Charles Schwab Challenge era la cita marcada en rojo desde hace muchas semanas, la que va a reanudar la potente maquinaria del mejor golf bajo estrictas medidas sanitarias y de vigilancia. Pero todos las darán por bien empleadas.

Miedo al contagio. Los jugadores temen aún por su salud y la de su familia. Pero deben centrarse en lo que está bajo su control.

Expectativas irreales. No es bueno buscar excelentes resultados de inmediato. El objetivo debe ser la mejora progresiva.

Jugar sin público. Hay que compensar la energía y la intensidad que transmite el público y trabajar la automotivación.

Manejar la presión. Después de tres meses parados, hay que estar agradecido por la posibilidad de volver para evitar frustrarse.