Bilbao - José Manuel Abascal fue un pionero en el atletismo. Encargado de abrir un camino desconocido hasta la fecha en el medio fondo estatal. Este cántabro rompió moldes desde sus primeros años sobre el tartán y se convirtió en el primer atleta español en lograr una medalla internacional al aire libre al ser bronce en el Campeonato de Europa de 1982. Sin embargo, su gran hito llegó dos años después. En los Juegos Olímpicos de 1984. En Los Ángeles sorprendió con un ataque a más de 600 metros de la meta y acabó en tercer lugar. Solo leyendas como Sebastian Coe y Steve Cram pudieron superarle. Este éxito fue la semilla de una generación de fondistas que brotaría con fuerza en los años venideros.

¿Qué significa para usted ser homenajeado por la Milla Internacional de Berango?

-Un orgullo y un honor muy grande, porque cuando pasa el tiempo y ves que la gente se acuerda de ti, eleva al cuadrado los sentimientos de cualquier persona. Además, he colaborado bastantes años con esta milla y que me la haya otorgado Josu Hernández, un buen amigo, competidor y rival mío en aquella época, es una satisfacción. Solo tengo palabras de agradecimiento.

¿Cómo describiría esta prueba?

-Solo hay que ver el plantel de atletas que hay en cada una de las categorías absolutas y te das cuenta de que es la mejor. Además, la competitividad que existe, el buen ambiente, la organización? esas cosas son las que puntúan y la sitúan la primera por razones obvias y a bastante diferencia con todas las demás.

¿Esperaba este crecimiento cuando se fundó la carrera?

-No, pero creo que todo es cuestión del gran trabajo que se hace. Josu es un hombre con una ilusión y un entusiasmo enorme. Lo vive y lo ha conseguido a base de tesón, esfuerzo, disciplina y lucha. Solo hay que ver cómo la defiende.

Será homenajeado por una gran carrera en la que destaca el bronce olímpico en Los Ángeles. ¿Qué camino tuvo que recorrer para llegar hasta ahí?

-La medalla olímpica es como la Milla, fruto del esfuerzo y del sacrificio. Once años de lucha quemando etapas. Todo a base de disciplina, que para mí es la clave del éxito. Hacía entrenamientos dobles diarios, de gran dureza. Con sol, lluvia, viento? para mí no había límites. Me esforcé al máximo para intentar llegar a la cumbre. Primero fui campeón de Europa junior, logrando el récord estatal absoluto. Luego, participé en los Juegos Olímpicos de Moscú, en el primer Mundial de atletismo, que se celebró en Helsinki y acabé quinto. A los pocos días gané la Copa de Europa de naciones con un 3:33 y ahí me instalé en la élite mundial.

¿Qué recuerda de los Juegos de 1984?

-En Moscú pagué la novatada y me dije que en esos cuatro años tenía que dejarme la piel para intentar llegar a una final. Una vez ahí, intenté dar otro golpe. Seguí las instrucciones de mi entrenador, Gregorio Rojo, al pie de la letra y lancé un ataque a la desesperada a falta de 600 metros. Me dejé el alma en esa vuelta y media y rompí el pelotón, incluso el recordman mundial no pudo seguir el ritmo. Solo dos atletas buenísimos como eran Coe y Cram me pudieron rebasar en los últimos 200 metros.

Su figura fue clave en el despegue del atletismo estatal. ¿Cómo fue abrir ese camino?

-Hay veces que no sabes cuál es el camino ideal. Ahí estábamos José Luis González y yo, los dos mejores atletas de España en esos momentos. A veces es algo que llega sin querer. Hice lo máximo que pude y conseguir estar en la élite mundial hizo que se movieran ríos de tinta en los medios de comunicación. Eso hizo que el atletismo español diera un salto cualitativo en audiencias y en conocimiento. Fue un éxito importante y lo recordaré como algo que otros después han conseguido mejorar. De eso me siento orgulloso y agradecido.

Y después llegó la generación dorada del medio fondo estatal.

-Así es. De eso me siento muy feliz. González y yo abrimos ese camino y el 1.500 ha estado unos años en lo más alto, dándonos muchísimas alegrías tanto en los europeos como en los mundiales. Ahí están Fermín Cacho, Reyes Estévez, Viciosa, Casado? Ahora parece que estamos en vacas flacas.

También fue un pionero en los contratos publicitarios.

-Fui el primero en llevar publicidad en la camiseta. Una persona de Tavernes, Valencia, se presentó en Santander y me dijo que era la persona ideal para llevar su publicidad y mejorar la imagen de la empresa. Me quedé sorprendido y me hicieron un contrato que ni soñaba.

¿Sigue vinculado al atletismo?

-Sí, suelo ir a campeonatos y sigo todos los acontecimientos atléticos porque me gusta, por razones obvias, y porque el atletismo ha sido más que una parte de mi vida. Trabajo en deportes también y de momento estoy en Calafell como director técnico. Muy contento con todo.