bilbao - Si algo caracteriza a Saioa Blanco (27-III-2005, Arrankudiaga) es su capacidad de trabajo, al que acude motivada por la pasión. A sus 14 años destila compromiso con entrenamientos prácticamente diarios que la han llevado a ser una de las referentes mundiales del kickboxing.

El nivel estatal se queda corto para su voluntad de progresión. De hecho, Blanco entrena con gente de mayor edad, entre otras cosas porque a su juventud no es sencillo encontrar rivales y porque el talento de la joven intimida, lo que permite su evolución. A pesar de su tierna edad, arrastra una década en la disciplina, lo que la convierte en una experta. Comenzó en esta actividad por herencia, porque su padre, Juan Carlos Blanco, que ahora es director del departamento de Kickboxing de la Federación Vasca de Boxeo, impartía enseñanza sobre este deporte. Saioa, interesada en el arte, reclamó ser alumna además de hija.

La sabiduría del maestro y la voluntad de la aprendiz han llevado a esta última a ir quemando etapas hasta alcanzar el ámbito internacional. Saioa ha ganado medallas en campeonatos de Euskadi, de España y hasta en torneos internacionales, como el disputado hace unos días en Rimini (Italia). Tres medallas de bronce y una de plata fueron los premios para una kickboxer que anteriormente alcanzó la quinta posición en el Campeonato del Mundo. Logros que la distinguen entre las jóvenes de su categoría.

A pesar de las conquistas, Juan Carlos trata de que su hija mantenga los pies en el suelo, porque considera que lo que antecede a todo éxito, “el secreto”, como él dice, “es entrenar y coger experiencia”, pero sin olvidar nunca que la premisa de la dedicación es “disfrutar”. “Es de lo que trata el deporte”, subraya el progenitor. “En el kickboxing no buscamos sacar nada más que el disfrutar”.

La joven Saioa irradia compromiso. Consciente de su margen de mejora debido a su pronta edad, anhela “ser completa”. Vive “orgullosa” por lo cosechado hasta la fecha, pero se motiva con su afán de superación. Por ello trabaja, siempre anteponiendo el goce de cada jornada de práctica. Y es que Saioa busca conocer todos los recovecos del kickboxing, deporte que cuenta con diferentes ramificaciones. “Trato de que se me dé todo bien”, asegura.

Nunca se sabe lo que puede deparar el futuro, pero el trabajo va asentando las bases en un deporte que, al ser minoritario, presenta sus dificultades para alcanzar determinado nivel. Ahí es cuando entran en juego la familia y las federaciones. “El primer Campeonato de España fue con 9 años, en Madrid”, recuerda Saioa. Para poder viajar y competir, en su caso, es indispensable el apoyo de la Federación Vasca, que proporciona el trampolín necesario. Según explica Juan Carlos, la Federación de la que forma parte dota de ayudas a los mejores, siempre y cuando haya un compromiso por parte del deportista. En el caso de Saioa, sus méritos la permiten traspasar las fronteras del Estado. Como campeona de Euskadi, tiene derecho a la mitad del coste económico de la participación en el Campeonato de España, donde el título ha concedido a Saioa la oportunidad de viajar con gastos pagados a un torneo de ámbito internacional, como el de Rimini, donde ha confirmado su estatus.

Padre e hija no pierden el norte con las medallas. “El fútbol es el deporte rey, pero hacen cribas desde muy jóvenes”, señala Juan Carlos. “Los jóvenes lo que tienen que hacer es divertirse. Yo, por ejemplo, he acogido a muchos que no han superado cribas en deportes como el fútbol, y llegan ‘chafados’ por considerar que no han podido triunfar. A esas edades hay que disfrutar y no hundirse por no poder jugar en el Athletic”, lamenta el padre.

Joseba Ugalde, compañero de entrenamientos de Saioa, tiene 21 años y es otra gran promesa vasca. El luchador de Zeberio es un fijo en el medallero del Campeonato de España de kickboxing, y en Rimini disputó su primer torneo a nivel internacional, donde logró colgarse una medalla de bronce. El vizcaino entrena con el sueño de ganar algún “Mundial”, y su rutina poco se parece a la de un joven de su edad: “De lunes a viernes entreno todos los días y lo compagino con el trabajo”.

Como demuestran Blanco y Ugalde, la cantera del kickboxing en Bizkaia goza de buena salud: cuenta con deportistas que disputan las medallas en torneos internacionales, aunque también sueñan con seguir evolucionando para quién sabe si conseguir oros. No obstante, como resaltan los protagonistas, los resultados son el fruto del disfrute diario de desarrollar la pasión por el kickboxing. Para ellos, la ética de trabajo y el compromiso son valores esenciales. Porque la integridad de la persona y la pasión van por delante de los trofeos.