bilbao - Jon Rahm ya tiene lo que venía persiguiendo desde que comenzó el año. Ya tiene su primera victoria en el PGA Tour, algo que consigue por tercer año consecutivo. Además, esta vez la alegría es compartida con Ryan Palmer, con el que ha formado en el Zurich Classic de Nueva Orleans una pareja inesperada, pero que ha funcionado como un reloj durante los cuatro días en el TPC Louisiana. A los efectos, esta victoria, aunque no conceda puntos para el ranking mundial, cuenta como las que se consiguen en solitario y supone para cada jugador más de un millón de dólares y 400 puntos en la FedEx Cup, que en el caso del golfista de Barrika le permiten escalar hasta la sexta plaza en la clasificación del circuito estadounidense.

Se han juntado en el delta del Misisipi el hambre y las ganas de comer, un Rahm siempre ambicioso y con el deseo de cerrar su racha de puestos entre los diez primeros y un Palmer que está en su mejor momento desde hace varios años y que ayer consiguió su cuarto título en el PGA Tour y el primero desde 2010. Desde el primer día su juego se complementó muy bien y ayer salieron de líderes y tuvieron la situación bajo control. Nunca se bajaron del primer puesto en la última jornada y supieron superar unos hoyos de menos inspiración al final de la primera mitad del recorrido cuando firmaron su segundo bogey de la semana. El otro había sido el sábado en los fourballs, cuando ambos coincidieron en irse al agua en el hoyo 17.

No es sencillo manejarse en los foursomes, a bola alterna, porque hay que pensar por dos, pero en la suma de los dos días en ese formato el vizcaino y el texano han firmado un registro espectacular, diez golpes bajo par que han sido determinantes. Ayer fueron apoyándose, salvando incluso alguna situación apurada, mientras por detrás Stallings y Mullinax, que habían arrancado empatados con ellos, se fueron descolgando. La amenaza más seria eran Sergio García y Tommy Fleetwood, que con un birdie y un eagle se colocaron a un golpe antes de llegar al hoyo 9.

destapar el tarro Pero cuando más presión podían sentir Jon Rahm destapó en los segundos nueve hoyos el tarro de las esencias y firmó cuatro enormes golpes que pusieron la sentencia al torneo. En el 10, embocó para birdie desde el borde del green y abrió de nuevo una distancia de dos golpes con los perseguidores. En el 13, casi embocó de segundo golpe y le dejó el birdie dado a Palmer, que estuvo muy fino a la hora de rematar durante toda la semana. Lo mismo ocurrió en el 14 cuando clavó un dardo que dejó un putt de menos de tres metros a su compañero para el último birdie del día. Y en el 15, justo cuando García y Fleetwood habían logrado dos birdies seguidos para acabar y estaban en la casa club con -23, Rahm embocó un putt desde siete metros para salvar el par y entrar en los últimos tres hoyos con tres golpes de ventaja. Entonces, se trataba de no fallar y la extraña pareja no lo hizo. Cerraron el torneo con un par, el de Barrika se quedó el último toque de empujar a la bola, que supuso una liberación para los dos.

“Hemos empezado un poco atenazados la vuelta, pero en los segundos nueve hoyos he sentido que tenía que elevar mi nivel y lo he conseguido”, comentó Jon Rahm en la entrevista a pie de campo. El de Barrika se alegró por volver a ganar después de “haber hecho un montón de Top 10 este año y me hace especial ilusión haber ganado por Ryan porque sé lo que supone para él”. Y es que el jugador de Amarillo pasó un par de años malos en el circuito después de que su mujer tuviera que pasar un tratamiento contra el cáncer. Por eso, agradeció la oportunidad de haber compartido esfuerzos con “un gran jugador como Jon”. “Sabía que su juego y el mío podían encajar y así ha sucedido. La verdad es que yo he estado muy bien con el putt”, explicó visiblemente emocionado.

zurich classic

1. Rahm/Palmer-26

2. García/Fleetwood-23

3. Hoon Lee/Avery-21

3. Gay/Sabbatini-21

5. Power/Hearn-20

5. Castro/Tringale-20

5. Kisner/Brown-20

5. Lebioda/Luck-20

9. Poulter/Horsfield-19

9. Laird/Taylor-19