Cada edición de los Juegos Olímpicos entroniza a una nueva colección de leyendas. El evento más colosal del universo deportivo corona cada cuatro años a una nueva remesa de campeones, nombres que quedan ya para siempre inscritos en el Olimpo de la gloria, tatúa en los recuerdos colectivos imágenes imborrables y recopila historias de gestas, duelos y también fracasos y decepciones que dan forma a la historia del deporte. Los campeonatos nacionales, certámenes continentales y los Mundiales son trascendentes, pero los Juegos Olímpicos suponen un estamento superior. Lo más de lo más. Otra historia.
Y en esas alturas superlativas, insuperables, París’24 bajó ayer su telón con una gran relación de deportistas que han reclamado su lugar bajo los focos. Por encima de todos ha brillado Leon Marchand, el nadador francés que se ha hecho merecedor al tradicional reconocimiento de rey de los Juegos. El galo, para algarabía de la animosa afición local, arrasó en la piscina de La Défense con sus cuatro oros en los 200 braza y mariposa y los 200 y 400 estilos, además del bronce en el 4x100 combinado. En las pruebas femeninas maravilló la canadiense de 17 años Summer McIntosh con sus tres metales dorados en 200 y 400 estilos y el 200 mariposa, además de la plata en 400 libre. Además, Katie Ledecky agigantó su leyenda con dos nuevos oros para convertirse en la nadadora con más metales dorados, nueve, igualando con la gimnasta soviética Larisa Latynina como la deportista que más veces ha subido a lo más alto del podio olímpico; Ariarne Titmus también acumuló dos oros, uno de ellos en la que se denominó la carrera del siglo (400 libre), Torri Huske y Mollie O’Callaghan aprovecharon los relevos para subir tres veces a lo más alto del podio, una más que Regan Smith, Kaylee McKeown, dominadora en espalda, y la histórica Sarah Sjostrom, inalcanzable en los 50 y 100 libre. Además, el chino Pan Zhanle batió el récord del mundo en los 100 libre.
En atletismo, las plusmarcas mundiales de Armand Duplantis en pértiga y Sydney McLaughlin en los 400 vallas llevaron el éxtasis al estadio. El saltador sueco cumplió con el trámite del triunfo, batió la plusmarca olímpica sin problemas y, en su tercer intento, elevó el listón hasta los 6,25 metros confirmándose como el gran señor de las alturas. Por su parte, la estadounidense batió también su propia plusmarca mundial (50,37 segundos) y, además, logró otra medalla dorada en el 4x400 femenino. Además, la keniana Beatrice Chebet firmó un intachable doblete en 5.000 y 10.000, relegando al bronce a su contrincante Sifan Hassan. La neerlandesa buscaba un imposible, emular al mítico Emile Zatopek, que en Helsinki’52 subió a lo más alto del podio en esas dos pruebas y el maratón. No estuvo tan lejos, ya que ayer se impuso en la cita de los 42,195 kilómetros.
El estadounidense Noah Lyles ganó in extremis los 100 metros pero no pudo repetir en 200 con secuelas de covid, mientras que en féminas alcanzaron el éxito Julien Alfred (primer oro olímpico para Santa Lucía) y Gabby Thomas, respectivamente, con la estadounidense logrando dos oros más en relevos. El noruego Jakob Ingebrigtsen falló en el 1.500 (cuarto) pero se sacó la espina en los 5.000, el ugandés Joshua Cheptegei tiranizó los 10.000, la keniana Fait Kipyegon hizo lo propio en el 1.500 (ambos plusmarcas olímpicas), mientras que el español Jordan Díaz dominó la longitud, con Álvaro Martín y María Pérez brillando con luz propia en marcha.
Muchos ojos estaban puestos en el regreso a unos Juegos Olímpicos de Simone Biles después de su desplome mental hace tres años en Tokio. La estadounidense no defraudó en absoluto. Ganó el oro por equipos, en el concurso individual y en salto, sabiendo mantener también su grandeza en la derrota. Tras tener que conformarse con la plata en suelo, brindó una reverencia junto a Jordan Chiles –posteriormente perdió el bronce– en el podio a la vencedora, la brasileña Rebeca Andrade, en una de las grandes imágenes de París’24. En categoría masculina, el gran triunfador fue el japonés Shinnosuke Oka: oro individual, por equipos y en barra, además de bronce en paralelas.
Por su parte, el luchador cubano de grecorromana Mijaín López, próximo a cumplir 42 años, anunció su retirada de la competición después de hacer historia olímpica al convertirse en el primer deportista que consigue ganar cinco oros consecutivos en la misma prueba (130 kilos). También fue superlativo el logro que conquistó la piragüista de Nueva Zelanda Lisa Carrington, con un triplete de oros (K-1 500 metros, K-2 500 y K-4 500) tal y como hizo hace tres años en Tokio. Acumula ya ocho, a uno de Latynina y Ledecky. También triunfó uno de los deportistas más queridos de Francia: Teddy Riner. El que es ya el judoca más laureado de la historia recuperó la supremacía que perdió en la anterior cita olímpica tras mandar en Londres y Río de Janeiro y sumó dos nuevos oros en +100 kilos y mixto a su brutal palmarés. También visitaron en dos ocasiones el escalón más alto del podio el ciclista Remco Evenepoel (ruta y contrarreloj) y la piragüista de eslalon Jessica Fox (K-1 y C-1), mientras que Novak Djokovic por fin conquistó su tan deseado oro olímpico en tenis. Mikkel Hansen se retira con su Dinamarca triunfando en balonmano; LeBron James, MVP, Stephen Curry, decisivo en semifinales y final, y Kevin Durant llevaron a Estados Unidos a su quinto éxito olímpico consecutivo en baloncesto, con su compatriota Diana Taurasi colgándose su sexto oro en categoría femenina.
Imágenes
París dejó instantáneas para el recuerdo por su tono lúdico, polémico o sentimental. La boxeadora argelina Imane Khelif ganando el oro tras la polémica por sus altos niveles de testosterona, la descalificación en breaking de la afgana Manizha Talash, del equipo de refugiados, por lucir en su vestimenta la reivindicación “libertad a las mujeres afganas”; la despedida del público a Rafa Nadal tras su derrota en dobles, la entereza de Eliud Kipchoge esperando a que le pasara el último atleta para retirarse en maratón, la plata del turco Yusuf Dikec en tiro disparando con una mano en el bolsillo, camiseta y gafas de andar por casa y sin dispositivos modernos; el Imagine en la megafonía que puso fin a una trifulca entre jugadoras en la final de voley playa femenino, o las andanzas del llamativo rapero Snoop Dogg paseándose por todos los eventos deportivos.