La peculiar vida de Vernon De Marco dio un vuelco hace doce años. Nacido en la Córdoba argentina (18-11-1992), su familia se trasladó a vivir a Mallorca cuando él era un niño, después el trabajo del padre le llevó dos años a Austria y con doce años se instaló definitivamente en la isla, en S’Arenal. Su primer deporte había sido el baloncesto, pero pronto el fútbol le atrapó. Primero el San Francisco, donde fue dirigido, entre otros, por TonI Amor, último ayudante de Javier Aguirre en el Mallorca, y luego en el Constancia de Inca, De Marco pudo mostrar sus buenas aptitudes e, incluso, llegó a formar parte de la selección de Baleares sub-18 junto a gente como Abdón Prats, ídolo de la afición mallorquinista. Llegó hasta la Segunda RFEF, pero el deporte no le daba para vivir y como tantos jóvenes lo compaginaba con trabajos en el bar de su madre o en un hotel hasta que la falta de mejores oportunidades le llevó a pensar en dejar el fútbol.

Pero justo entonces le llegó la llamada que cambió su vida y su carrera. Su representante le ofreció hacer una prueba con un equipo de la Segunda División de Eslovaquia, concretamente el Zemplin Michalovce, “de una ciudad inhóspita y pequeña”, situada a treinta kilómetros de la frontera con Ucrania. “Dije que sí a las once de la noche y a las siete de la mañana ya estaba en el avión. Entonces, me puse a buscar dónde estaba ese sitio. Llevé mucho equipaje porque quería aprovechar esa oportunidad”, cuenta Vernon De Marco al diario Olé. El periodo de adaptación fue duro, “aprendí el idioma a golpes porque nadie habla inglés”, pero exitoso, y cuatro temporadas en el club que impulsó su carrera le llevaron al Slovan Bratislava, uno de los principales clubes de Eslovaquia, con el que fue campeón de Liga dos veces y llegó a disputar la Europa League.

Un sueño por otro

Por entonces, el lateral argentino, seguidor declarado por herencia familiar de los Canallas de Rosario Central, aún albergaba “el sueño” de jugar con la albiceleste. Pero el destino le tenía guardados otros planes ya que a pocos días de que comience la Copa América, De Marco se estrenará en la Eurocopa hoy ante Bélgica. Después de cinco años en Eslovaquia, ya cumplía los requisitos y “me citó un día el entrenador asistente de la selección, para preguntarme si me hacía ilusión tener el pasaporte eslovaco para representar a la selección y yo dije que sí porque ya había dado por hecho que no iba a jugar en Argentina. En Eslovaquia me siento como en casa y la gente me trata bien”.

Iba a acudir a la Eurocopa anterior, pero la pandemia se lo impidió, por eso no pudo debutar hasta noviembre de 2021. Lleva ya diez partidos con la selección centroeuropea, convertido ya en un fijo como lateral izquierdo, “y eso que cuando empecé en el fútbol yo quería ser arquero”. Además, el torneo le puede servir a Vernon De Marco para volver a Europa o a su país de origen ya que, tras un año en el Hatta de Emiratos Árabes, ahora mismo está sin equipo. “No tenemos presión, pero nos gustaría llegar lo más lejos posible para que el país esté orgulloso de nosotros”, reconoce. Además, no sería el primer caso de nacionalizado eslovaco con éxito ya que el golfista surafricano Rory Sabbatini dio al país la medalla de plata en los Juegos de Río.