La victoria del Real Madrid en San Mamés ha marcado un espacio prácticamente inalcanzable para el Barcelona, que ya está a cinco puntos de distancia (cuatro reales más el golaverage. Los rivales que le restan a cada equipo para concluir el campeonatos no son precisamente de los que asustan. Alavés, Granada, Villarreal y Leganés, en el caso de los merengues; y Espanyol, Valladolid, Osasuna y Alavés, en el caso de los culés. Sin embargo la forma en que el conjunto de Zinedine Zidane alcanzó el triunfo en La Catedral La Catedral ha dado argumentos al barcelonismo para recobrar la vieja senda del victimismo (¡así gana el Madrid...!) a modo de paliativo antes de despedirse de un título que ha ganado en ocho de las once últimas ocasiones.

Sin embargo en can Barça han encontrado estímulos capaces de mitigar la presumible derrota liguera y que puedan servir a su vez para recuperar la moral ante la gran empresa de la temporada, el tramo final de la Liga de Campeones que ha quedado pendiente para el mes de agosto.

La controvertida actuación arbitral de San Mamés (el trencilla del campo y el del VAR) la supo aprovechar Josep Maria Bartomeu para recuperar viejos tics. Lo tenía preparado y lo dejó caer en el estadio de La Cerámica, durante el descanso del Villarreal-Barça del pasado domingo. “El VAR es poco equitativo, no se está gestionando bien y no está a la altura”, dijo el presidente azulgrana en Movistar, para luego poner cara al beneficiario, aunque sin nombrarlo. “El hecho de que el VAR no sea equitativo, está repercutiendo en resultados y parece que siempre se favorece al mismo”, dijo Bartomeu refiriéndose claramente al Real Madrid, que con ayuda arbitral y sin ella ha encadenado siete victorias consecutivas desde que se reanudó la competición.

Rearme moral

La excusa perfecta vino secundada con una exhibición futbolística del Barça ante el Villarreal, a quien borró literalmente del terreno de juego, y en donde además se rehabilitó para la causa Antoine Griezmann, su figura más controvertida. Muy activo, entendiéndose a las mil maravillas con Messi y Luis Suárez y autor de un gol de bandera.

El resultado (1-4) y sobre todo el buen juego desplegado han servido para atemperar los ánimos en el seno azulgrana, una vez digerido que la liga tiene color blanco, gracias a la intervención arbitral, según su presidente.

Ayer mismo el portavoz del Barcelona, Josep Vives, abundó sobre esta idea, como si fuera un especie consigna iniciada hace un par de semanas por Gerard Piqué. “En los criterios de utilización del videoarbitraje falta ecuanimidad, ha beneficiado a un equipo y ha perjudicado a otros”, aseguró Vives sin citar tampoco ningún nombre, porque tampoco hacía falta dar más pistas.

un descenso esperado

A la espera de recuperar la tensión y el vértigo (el regreso de la Champions, la gran meta) aún quedan alicientes para los azulgrana. Por ejemplo mañana se precipita la posibilidad, bastante probable, de certificar cómo el Espanyol, su antagonista local, culmina mañana su descenso matemático a segunda división en el Camp Nou. Está a once puntos de la permanencia y solo quedan doce por disputarse.

Sin embargo el Barça no tendrá a su afición para poder jalear un deseo proclamado en los últimos tiempos, asunto que ahorrará a los jugadores pericos la humillación consiguiente.

El Espanyol, unos de los clásicos de la liga española, lleva un cuarto de siglo sin competir en la categoría de plata. Pero la derrota del pasado domingo ante el Leganés (0-1), un rival directo por la permanencia, prácticamente certificó su descenso con cuatro jornadas de antelación.

Tampoco es casualidad. Es consecuencia de la mala gestión del club, controlado desde 2015 por el empresario chino Chen Yanseng. Hasta cuatro entrenadores intentaron enderezar su rumbo y no hubo manera. Como tampoco arreglaron nada los 40 millones pagados en refuerzos en el pasado mercado invernal, una cifra récord en la historia del Espanyol.

La campaña. Las conclusiones de la auditoría externa realizada por PriceWaterHouseCoopers (PwC) a raíz del Barçagate descarta que se haya contratado por parte de la junta directiva del Barcelona “ninguna campaña difamatoria contra nadie”, anunció el portavoz de la entidad, Josep Vives. El Barçagate se refiere a la empresa contratada por el club habría llevado presuntamente a cabo en las redes sociales una campaña de desprestigio de individuos y entidades no afines a la junta directiva de Bartomeu. Vives dijo que no se ha detectado “conducta corrupta ni beneficio económico” en el caso y que los trabajos contratados estaban “dentro del precio de mercado”.