En la reunión telemática que mantuvieron el miércoles las 55 asociaciones que configuran la UEFA se trazaron tres alternativas para concluir las diferentes ligas en la presente temporada y en ningún momento se planteó una cuarta, más severa, pero probablemente bastante realista: suspender la competición. Una eventualidad que horroriza a los clubes a causa del quebranto económico que eso supondría, aunque no menor que en tantos otros negocios y actividades que se dan en todos los sectores de la sociedad.

Ayer, sin embargo, el consejo de administración de la Pro League, la liga belga, ofreció al fútbol europeo un baño de realidad al recomendar el cierre del curso y declarar campeón al Brujas, que lideraba la clasificación cuando el pasado 7 de marzo se interrumpió la competición a causa del coronavirus.

La decisión, que tiene que ser avalada por la Asamblea General de la Pro League, implica además que ningún equipo descienda de categoría; daría al Brujas el pase directo a la Liga de Campeones y el Gante, en su condición de segundo clasificado, buscaría plaza en la Champions en una fase previa. Además, Charleroi, Amberes y Standard de Lieja, los siguientes clasificados, buscarían su acceso a la Europa League.

Extrapolando esta decisión a LaLiga Santander, el Barça sería el campeón y disputaría, junto al Real Madrid, Sevilla y Real Sociedad, la Champions; mientras que Getafe y Atlético de Madrid tendrían que conformarse con la Europa League. Y los clubes asumir 957 millones de euros en pérdidas, sobre todo en derechos de televisión. Pero a cambio la próxima temporada, probablemente, podría comenzar sobre las fechas previstas, y no en ¿octubre?

La Pro League sí contempla mantener la final de la Copa de Bélgica, prevista para el próximo 30 de junio entre el Brujas y el Amberes. De suspenderse igualmente LaLiga Santander sería muy fácil encontrar una fecha para la final de Copa entre la Real Sociedad y Athletic, que tendría que ganar este partido tan esperado para garantizar su presencia en Europa.

Bélgica está a punto de dar un paso que nadie se atreve a dar, pero en una liga potente como es la italiana se mastica esa misma rotundidad. Massimo Cellino, presidente del Brescia, quizá la ciudad más azotada por el coronavirus en Italia, declaró ayer que considera imposible que pueda terminar la Serie A, suspendida desde el 9 de marzo. Cellino incluso amenaza con retirar a su equipo de la competición si la Federación Italiana ordena su reanudación en los próximos meses. El presidente del Brescia no está solo. Urbano Cairo, su colega en el Torino, o el de la Fiorentina, Rocco Commiso, son de la misma opinión. En Roma o Nápoles, en cambio, discrepan. Quizá porque la pandemia no ha golpeado tan fuerte como lo ha hecho en el norte del país.