ON el fútbol paralizado, los dirigentes de Bielorrusia han decidido tirar adelante con su competición, convirtiendo una liga absolutamente residual en noticia. "Animamos a los aficionados a acudir a los estadios", destacó su Federación asumiendo las decisiones del prócer de la patria, Aleksandr Grigórievich Lukashenko, quien en un alarde de desafío a la lógica, la razón y al mundo, en combate contra el covid-19, ha repartido una serie sorprendentes orientaciones a sus conciudadanos. Como recomendar el consumo de "unos 100 mililitros al día de vodka" pues, aduce, "elimina el virus", si bien puntualiza que la ingesta no se debe hacer "en horas de trabajo".

A modo de corolario, Lukashenko recomienda al pueblo que acuda a la sauna dos o tres veces por semana. Una forma de prevenir el contagio bajo el argumentario de que "los chinos nos dijeron que el virus muere a partir de los 60° C". En su descargo, Lukashenko también exhorta a los bielorrusos a que "se laven las manos a menudo", encomienda que sí está en plena sintonía con el universo en su batalla contra la pandemia.

Militante del Partido Comunista de Bielorrusia desde su juventud, Lukashenko, de 65 años, fue el único miembro del Soviet Supremo bielorruso que en 1991 votó contra la disolución de la URSS. Tres años más tarde se hizo con la presidencia. Desde entonces se mantiene en el poder y ha sido reelegido hasta en cuatro ocasiones con porcentajes asombrosos, superiores al 70% de los votos. Las acusaciones de sistemático fraude electoral, violación de derechos humanos y persecución de opositores le han otorgado el dudoso honor de ser el último dictador de Europa.

Rusia, donde el fútbol también está detenido, ha cerrado los más de 800 kilómetros de su frontera con Bielorrusia, algo que incomoda sobremanera a Lukashenko, prorruso y amigo de Putin. Sin embargo Rusia y Ucrania han comprado los derechos televisivos para retransmitir en directo los partidos de la Vysheyshaya. "Esperemos que Inglaterra, Italia o España también los compren y que todo el mundo mire nuestra liga", alardeó ayer Alexandr Hleb, quizá el jugador referencial de Bielorrusia por su trayectoria en el Arsenal y su efímero paso por el Barça.

Otro bielorruso conocido por estos lares, Andréi Zigmantóvich, que militó en el Racing (1993-96), justifica la medida de jugar, y además con público, porque en su país "no hay pánico al coronavirus, al menos, por el momento", alega, aunque ayer mismo se confirmaron 81 casos de infectados. "La liga bielorrusa interesa porque todas las competiciones europeas han sido suspendidas. No hay fútbol en ninguna parte, menos en nuestro país", destaca el exdefensa del Racing.

Tras la primera jornada disputada el pasado fin de semana y a modo de curiosidad, el Energetik-BGU Minsk, que ganó 3-1 al Bate, lidera la clasificación provisional de la Vysheyshaya, que cuenta con 16 equipos en liza.

Con la final de Copa durmiendo en el limbo y esta peculiar situación, Biolorrusia invoca la memoria del fútbol vasco. Concretamente dos episodios lamentables en la historia de la Real Sociedad y del Athletic.

Tras ganar su segunda, y última, Copa en 1987, el equipo txuri-urdin disputó los octavos de final de la Recopa, torneo extinguido en 1999, frente al Dinamo de Minsk, que entonces representaba a la Unión Soviética. El partido de ida, disputado el 21 de octubre de aquel año, la Real, dirigida por Toshack, recibió a los bielorrusos en plena euforia, tres días después de haber logrado la mayor goleada de su historia en San Mamés (1-4; Begiristain -2- Loren y Bakero). El partido, disputado en Atocha, terminó con empate a un gol. El de vuelta, en Minsk, acabó 0-0 y contra pronóstico quedó eliminado el conjunto donostiarra, preludio de una temporada verdaderamente áspera, pues también perdió la final de Copa ante el Atlético y acabó segundo en la liga.

Veintisiete años después el Athletic, en su segunda experiencia en la Liga de Campeones, con Ernesto Valverde al mando, cayó ante el Bate Borisov (2-1) tras un partido lamentable que a la postre le impidió pasar de la fase de grupos, donde también estaban el Oporto y el Shakhtar Donetsk.?

El fútbol bielorruso es intranscendente, pero el Athletic y sobre todo la Real tienen con equipos de ese país recuerdos lamentables