bilbao - Quique Setién esperaba contar con el delantero francés para la próxima jornada liguera, frente al Betis, al menos para integrarle en la dinámica de grupo, y se daba por descontado que Ousmane Dembélé estaría listo ante uno de los momentos cruciales de la temporada, como es la eliminatoria de octavos de final de la Liga de Campeones frente al Nápoles, el 25 de febrero. Vistos los antecedentes del futbolista, el proceso de recuperación de su tercera lesión de la temporada, novena desde que fichó por el Barça el verano de 2017, se había llevado con sumo cuidado. Y ni por esas. Lo más seguro es que se pierda la temporada. Dembélé sufre una rotura completa del tendón proximal del bíceps femoral de la pierna derecha, informó el club azulgrana.

A sus 22 años tiene toda la carrera por delante y un brillante futuro, dadas sus cualidades futbolísticas, pero su fragilidad reiterada pone en solfa cualquier pronóstico. Dembélé incluso había dejado la vida desordenada de sus primeros tiempos de azulgrana, con malos hábitos alimentarios que podían estar en la génesis, decían los expertos, de su propensión a las lesiones. El infortunio del jugador adquiere otra dimensión por su peculiaridad. Para contrarrestar la marcha de Neymar al PSG, el Barça pagó al Borussia Dortmund 140 millones de euros por Dembélé, que se convirtió entonces en el fichaje más caro en la historia del club catalán y segundo del mundo tras el propio Neymar (220 millones, su cláusula de rescisión). Cinco meses después, a comienzos de 2018, llegaría al Barça el centrocampista brasileño Philippe Coutinho, que batió el récord de Dembélé: 160 millones de euros.

El descomunal desembolso realizado por el Barcelona para contrarrestar la fuga de Neymar lleva camino de convertirse en un fiasco monumental. Coutinho no cuajó en el equipo azulgrana pese a los intentos de Ernesto Valverde de buscarle su sitio y acabó cedido en el Bayern de Munich y Dembélé pasa más tiempo en la enfermería que en los campos de entrenamiento. Su historial médico es desalentador. Acumula nueve lesiones en dos temporadas y media, ha permanecido 342 días de baja y se ha perdido 63 partidos oficiales con el FC Barcelona.

antes no se lesionaba El caso es que antes de llegar al club catalán el delantero galo desconocía a qué sabían las lesiones. En el Rennes, ninguna, y en el Borussia Dortmund apenas diez días de baja por unas molestias en el flexor de la cadera.

Dembélé se lesionó el pasado 27 de noviembre en el partido de Champions precisamente frente al Dortmund, en el Camp Nou. Los médicos del Barça calcularon unas diez semanas apartado de la competición. Desde entonces llevó a cabo un cuidadoso proceso de recuperación, e incluso se le llevó al hospital Aspetar de Doha, en Catar, uno de los centros médicos especializados en traumatología deportiva más reputados.

El pasado lunes se retiró del entrenamiento en la Ciudad Deportiva por precaución. Notó unas molestias en su pierna derecha que el Barça atribuyó a la "fatiga muscular", consecuencia de los esfuerzos del jugador para alcanzar la forma física necesaria para represar a la competición.

Al día siguiente la fatiga muscular se convirtió en su enésima lesión, muy parecida a la que sufrió en 2017, aunque en aquella ocasión fue en la pierna izquierda. Entonces estuvo cuatro meses de baja tras ser operado en Helsinki por el prestigioso cirujano Sakari Orava.

Sin Luis Suárez, también lesionado de larga duración, y sin Dembélé el Barça ahora sí parece que buscará un delantero a modo de remiendo, aunque debe proceder de la liga española, según obliga el reglamento.