España2

Noruega1

ESPAÑA: De Gea, Jesús Navas, Sergio Ramos, Iñigo Martínez, Jordi Alba, Busquets, Ceballos (Min. 4, Canales), Parejo (Min. 76, Rodri), Asensio, Rodrigo y Morata (Min. 89, Jaime Mata).

NORUEGA: Jarstein, Elabdellaoui, Ajer, Nordtveit, Aleesami, Odegaard (Min. 56, Mohamed Elyounoussi), Henriksen, Sealnes, Johansen (Min. 77, Kamara), King y Tarik Elyounoussi (Min. 55, Johnsen).

Goles: 1-0: Min. 16; Rodrigo. 1-1: Min. 64; King, de penalti. 2-1: Min. 71; Sergio Ramos, de penalti.

Árbitro: Andris Treimanis (Letonia). Amonestó por España a Ceballos e Iñigo Martínez y por Noruega a Ajer, Tarik Elyounoussi, Johansen y Mohamed Elyounoussi.

Incidencias: Primera jornada de la fase clasificatoria para la Eurocopa de 2020. Mestalla, 39.752 espectadores.

Valencia - España se impuso a Noruega en un encuentro intenso en el que fue superior a una selección noruega ordenada y peligrosa tan solo en el juego aéreo, pero en el que la falta de acierto de los españoles impidió que la victoria fuera más holgada. En realidad, el equipo que armó Luis Enrique, en el que el central del Athletic Iñigo Martínez se ha consolidado como titular, acabó pidiendo la hora en unos minutos finales en los que no supo serenar el juego y defenderse con el control de la pelota, dada su mejor condición técnica.

Finalmente, el debut en la fase de clasificación cumplió con la lógica, aunque generando muchas dudas dada la escasa entidad del rival. Sobre todo para hacer algo grande en el momento de la verdad, cuando se dispute la Eurocopa 2020.

La iniciativa siempre fue del equipo español y aunque los locales demostraron ser más sólidos que el rival, Noruega nunca perdió la esperanza de sumar un resultado positivo en Mestalla, más por la evolución del marcador que por su fútbol.

España empezó el encuentro con mucha intensidad. Se adueñó de la pelota, la manejó bien por ambas bandas, en especial por la derecha con un Jesús Navas muy profundo, y no dejó que el rival tuviera posibilidad de jugarla.

Para dar opciones a Navas y Alba, muchas veces el equipo de Luis Enrique Martínez se posicionaba con defensa de tres (Busquets, Ramos e Iñigo), en especial cuando el equipo atacaba.

La primera oportunidad del equipo estatal llegó a los cinco minutos en un cabezazo muy centrado de Morata, la segunda, en el 16, supuso el 1-0 en un remate de Rodrigo tras una buena penetración, esta vez por la izquierda, de Jordi Alba.

Después del gol, la selección de Noruega se soltó un poco, fue capaz de tener el balón y trató de crear peligro en centros lejanos y en penetraciones por banda.

El partido entró en una fase de más igualdad, que no se prolongó demasiado y en la que Henriksen dispuso de la mejor opción para Noruega, que fue neutralizada por De Gea.

De nuevo España tomó el mando y en el tramo final del primer periodo se volvió a jugar más cerca si cabe de la meta de Jarstein que en los primeros minutos.

Un par de cabezazos de Morata y dos balones que pasaron cerca del poste de la meta noruega pudieron servir para ampliar la cuenta del equipo español antes del ecuador del encuentro.

Esta tónica se mantuvo en el tramo inicial de la reanudación, con España como dominadora del juego, aunque con poca precisión en sus aproximaciones a la meta de un rival, que sin irse adelante de forma desesperada en pos del empate, sí que conseguía mantenerse vivo en el partido.

Los penaltis El técnico sueco del equipo noruego, Lars Lagerback, introdujo pronto dos cambios para tener más poderío en el juego aéreo, única forma de inquietar a la retaguardia española.

Así, en un córner, el árbitro pitó penalti por un agarrón de Iñigo Martínez a Johnsen y King estableció la igualada en el minuto 64.

Aunque parecía que el encuentro iba a entrar en una nueva fase, la igualdad solo duró siete minutos. Una penetración de Morata fue cortada con un nuevo penalti tras una entrada del meta Jarstein. Sergio Ramos, a lo Panenka, hizo el 2-1.

Tras cobrar nueva ventaja en el marcador, la selección española se centró en controlar el ritmo del partido, tratar de impedir que el rival dispusiera de ocasiones en balones parados y buscar un tercer tanto a la contra, aunque los compases finales fueron de cierta angustia por lo ajustado del tanteador y los nervios que afloraron.