El Tour de Francia tiende a ser un horno. La canícula del julio francés. Fuego en las piernas, ceniza en los pulmones. Allí se queman las esperanzas de muchos ciclistas. Miguel Indurain, campeón del Tour entre 1991 y 1995, disfrutaba cuando sentía ese calor que a tantos asfixió. Era el calor de su tierra. En su marcha imperial por la Grande Boucle, el rey navarro tuvo a su lado a José Ramón Uriarte, un escudero, un gregario, un amigo. Siempre fiel y leal.

El ciclista de Igorre contribuyó con su sudor y su tajo a que Indurain enlazase sus últimos cuatro Tours. También le llevó a hombros a conquistar un Giro. Solidario, al servicio de Miguel. Extinguida la llama del ciclismo, José Ramón Uriarte obtuvo plaza de bombero. "Es una profesión que me hace feliz y me recuerda al ciclismo por la buena consideración que tenemos o el punto de adrenalina que surge cuando suena la sirena", dijo en una entrevista con este periódico.

En realidad, José Ramón Uriarte, hace lo mismo que cuando ayudaba a Miguel. Arrimar el hombro, colaborar, socorrer. Como los equipos que sostienen a un líder, los bomberos tienen el alma de los mosqueteros: Uno para todos y todos para uno.

AYUDAR EN NAVARRA

Por eso, cuando Navarra comenzó a arder con violencia, el infierno en la tierra, miles de dragones escupiendo fuego, José Ramón Uriarte, perteneciente al parque de bomberos de la Diputación de Bizkaia, acudió al frente de guerra. A atrincherarse junto a otros bomberos para combatir las llamas que devoran la Comunidad Foral en un incendio monstruoso de varias cabezas. Jose Ramón Uriarte, tantas veces aguador de Miguel, fue a dar un respiro a la tierra seca, quemada de Navarra, a pelear otra vez.

Uriarte se encontró con un escenario dantesco por la ferocidad y las dimensiones del fuego que asola navarra. Bomberos de otros territorios acudieron a la llamada de socorro de sus colegas navarros. Todos contra el fuego. La situación requería el máximo apoyo.

"Nosotros no tenemos fuegos así. En otros lugares, como Galicia, están más habituados. Este es muy peligroso, muy duro. Con un viento muy intenso. A mí me tocó en la zona de Ujué, donde hay parques eólicos", explicó Uriarte en El Larguero de la Ser. Uriarte, amigo de la humildad y la discreción, cobró protagonismo en las redes sociales por una foto realizada por Mertxe Labrador en la que se le ve en un receso con su uniforme de bombero.

SITUACIÓN DURA

Expuso el exciclista vizcaino que las tareas de extinción están siendo realmente complicadas por las dificultades del terreno, el viento y los numerosos focos. Exigen lo mejor de cada bombero. "Ha sido una situación dura y complicada porque el terreno era muy abrupto, con muchos parques eólicos", aseguró Uriarte, que ha trabajado en turnos de 12 horas.

El fuego, implacable, no descansa. "Estos fuegos son de una dimensión que en Bizkaia no estamos acostumbrados. Y lo importante es trabajar con serenidad para afrontar la extinción con seguridad", determinó el vizcaino, que corrió en el Banesto entre 1990 y 1997, los años gloriosos de Indurain.

INDURAIN, EN EL CORAZÓN

Uriarte recuerda con cariño aquellos años al servicio de Indurain. "Lo llevo siempre en la mente y en el corazón", dijo el excorredor, que continúa montando en bici para oxigenarse. Entonces respira. "Siempre estoy cerca de la bici, doy un paseíto y me encuentro mucho mejor", expuso Uriarte, el gregario de Indurain, que combate el fuego en Navarra, el corazón de Miguel.