Jonas Vingegaard, segundo clasificado en el último Tour de Francia, será una de las principales ruedas a seguir en la dura Clásica San Sebastián que se celebra hoy, con 223 kilómetros de recorrido y seis puertos de montaña, un trazado que también coloca entre los favoritos a la victoria al alavés Mikel Landa (Bahrain) o al colombiano Egan Bernal (Ineos), entre otros ilustres participantes dentro de una nómina de inscritos notable.

La prueba, que cumple 40 años, cuenta con corredores que pueden agitarla o incluso disputarla si llegan enteros a la última subida, a escasos kilómetros de la meta en la capital guipuzcoana, como Bauke Mollema (Trek), que ya ganó en la edición de 2016 o Julian Alaphilippe (Deceuninck), que lo consiguió en 2018.

Las ausencias también son notables como consecuencia de la disputa de los Juegos Olímpicos, lo que hace que los aficionados no puedan animar al último vencedor, el belga Remco Evenepoel, y tampoco a un Alejandro Valverde, siempre brillante, que acumula dos victorias en esta cita de su magnífico palmarés. Simon Yates o Supermán López son otras figuras presentes en esta carrera. Habrá presencia de los 19 equipos que componen el World Tour, además de seis formaciones invitadas por la organización, entre ellas Euskaltel-Euskadi, que suele dejarse notar en las carreteras vascas. Representarán al equipo naranja Mikel Bizkarra, Mikel Iturria, Gotzon Martín, Joan Bou, Ibai Azurmendi, Luis Ángel Maté y Mikel Azparren. Además, también estarán en la línea de salida Gorka Izagirre (Astana) y Víctor De la Parte (Total Energies) además de los componentes de Caja Rural Jonathan Lastra, Julen Amezketa, Aritz Bagüés, Jon Irisarri, Jokin Murgialdai, Oier Lazkano y Jon Barrenetxea.

La Clásica femenina también vuelve, tras un año suspendida al igual que la prueba de hombres, con una clara candidata al triunfo: la australiana Lucy Kennedy, que fue su última vencedora y que tendrá a la holandesa Ellen Van Dijk y a Ane Santesteban como principales rivales. Adriana Van Vleuten, del Movistar, ganadora de la contrarreloj olímpica en Japón, se une a última hora y encarecerá el triunfo aunque el cansancio juega en su contra.