La pandemia ha desnudado al rey. Como en el cuento de Hans Christian Andersen, el patógeno ha alterado la percepción de todos y ha sacudido los cimientos de la sociedad sin distinciones. También el tuétano del ciclismo y su modus vivendi. El deporte al que no tumbaron las guerras, que hizo de la supervivencia su marca, está inmerso en una crisis sin precedentes. Paralizada la competición, a la espera de un nuevo amanecer en verano para que no llegue el ocaso, la realidad, corregida y aumentada por los estragos provocados por el covid-19, cuestionan el modelo actual del ciclismo. La pandemia ha abierto en canal el corpus del ciclismo y se impone un debate para lograr un ciclismo con mayor anclaje y una estructura financiera más fuerte. En un deporte donde no existen el reparto de derechos de televisión para los equipos y en el que el taquillaje parece una quimera, la parálisis competitiva está dañando ferozmente a los equipos, únicamente sostenidos por sus respectivos patrocinadores, dependientes de su salud monetaria.

En ese escenario, son muchos los equipos que se han visto obligados a recortar los salarios de ciclistas, técnicos y staff a modo de manual de supervivencia. La sangría no ha cesado. En mayor o menor medida, la mordedura de la pandemia está debilitando a numerosas estructuras, dependientes de la inversión de los patrocinadores, a su vez en crisis por el frenazo de la economía. Ante esa fría realidad, David Brailsford, el mánager general del Ineos, analizó en la BBC este fenómeno y abogó por la necesidad de adecuar las fuentes de financiación de las formaciones. “Uno de los desafíos del ciclismo es que los ingresos son totalmente dependientes de los patrocinadores y estos están involucrados en varios negocios al mismo tiempo y algunos son más rentables que otros”, expuso Brailsford, que dirige el mayor presupuesto del ciclismo desde el puente de mando del Ineos.

El covid-19 ha dejado al CCC al borde del colapso porque su patrocinador, una empresa distribuidora de calzado, ha perdido el 85% del valor de sus acciones al congelarse en gran medida el comercio mundial. Otros patrocinadores también han reducido sensiblemente sus aportaciones, por lo que las reducciones de salarios han acampado en Mitchelton, Lotto, Education First, Astana o Bahrain McLaren, si bien este último equipo sostiene que el recorte de estos meses lo recuperarán los damnificados al final de temporada si se corre. Por cuestiones como estas, Brailsford aboga por “modernizar el modelo de negocio. Sería una sabia decisión para todo el mundo”.

Y el Tour está en el centro de esa galaxia. Se calcula que la carrera francesa, con su audiencia millonaria en todo el mundo, aporta entre el 70 y 80% de visibilidad de los patrocinadores, por lo que la obsesión de todos es disputar la carrera francesa. “Si hubiera que elegir un solo evento, ese sería el Tour”, subrayó Brailsford. Pero esa Tourdependecia debilita el modelo de un ciclismo como producto total. Opina Brailsford que se debe de alcanzar “un mejor modelo, que es un poco más diversificado y con las carreras más grandes repartidas en el calendario para que no dependamos tanto de una sola carrera (el Tour)”. “Todo el mundo vería los beneficios de tener una estructura más robusta. Permitiría a la gente planificar a medio y largo plazo, en lugar de planificar a corto plazo y eso sería un gran cambio”.

Josean Fernández, Matxin, mánager del Emirates, también consideró en una entrevista a DEIA que el patrón del ciclismo debe ser revisado para resistir mejor ante situaciones críticas. “Si el Tour de Francia vive de los derechos de imagen, por qué esos derechos de imagen no llegan a los ciclistas. Si realmente no se necesita el público para que se sostenga una carrera, entonces por qué no se reparten esos derechos. Si el fútbol genera dinero y expectación, por qué no buscamos en el ciclismo un formato que sirva para que crezcamos todos”, cuestionó Matxin, que considera que la fortaleza del ciclismo es su carácter popular. “Nosotros nos desplazamos donde está la afición. Es un deporte que siempre va a existir”, diserta Matxin, consciente de que al ciclismo se le ven las costuras.