bilbao - En la Costa Azul, por donde transita la París-Niza -la carrera que evoca los veranos de la alta sociedad francesa con vistas a la prosperidad, los descapotables y el casino-, se posan las nubes negras, amenazantes. Es el temporal que ha desatado el coronavirus, la tempestad que todo lo asola durante estas semanas. El miedo, insertado en un virus para el que no existe aún vacuna, y la globalización han extendido las alarmas y la incertidumbre. Más allá del sentido común que dictaminan las medidas y recomendaciones de las autoridades sanitarias para contener en lo posible los contagios del covid-19, el pánico, que es muy libre y no paga peajes, campa a sus anchas, conquistando cada recoveco. Nada es ajeno al poder intimidatorio del coronavirus. Menos si cabe el ciclismo, un deporte nómada, con la maleta a cuestas, itinerante.

Por eso, después del episodio de contagios en el UAE Tour, que aún mantiene confinados en Abu Dabi a varios equipos para completar la cuarentena de dos semanas a la que instan las autoridades, y una vez que las carreras italianas -la Strade Bianche, que debía disputarse hoy, la Milán-San Remo, prevista para el 21 de marzo, y la Tirreno-Adriático, que debía correrse entre el 11 y el 17 de este mes- fueran suspendidas por el Gobierno italiano, los efectos del coronavirus se han instalado en los contrafuertes del pelotón.

De hecho, siete escuadras del WorldTour, Mitchelton, Movistar, Ineos, Jumbo, Emirates, Astana y CCC, han optado, siguiendo los consejos médicos, suspender su actividad en la competición, al menos hasta el próximo día 22, víspera de la Volta a Catalunya, que se celebrará entre el 23 y el 29. El Movistar, que continuó el camino marcado por otros equipos, anunció ayer en un comunicado su postura sobre la suspensión de su actividad durante las dos próximas semanas: "La decisión, tomada teniendo en cuenta los consejos del equipo médico, responde a la coyuntura actual relacionada con el covid-19. Movistar Team, en aras de preservar la salud de todos sus miembros, así como de todos aquellos en contacto con el ciclismo, adopta una medida que busca contribuir, dentro de sus posibilidades, a normalizar la situación".

grandes ausencias La medida adoptada por estas formaciones se clava de lleno en el corpus de la París-Niza, una de las grandes vueltas por etapas más prestigiosas del comienzo de la campaña que sirve como termómetro y test de quienes miran a las piezas de caza mayor. La baja de siete de las escuadras más poderosas del pelotón dejan diezmada la participación en una de las pruebas más prestigiosa del calendario. La calidad del pelotón se reduce sensiblemente. Egan Bernal (Ineos), campeón de la pasada edición, no estará en la salida la carrera francesa. Tampoco se pondrán un dorsal en la ronda gala Miguel Ángel López (Astana), Primoz Roglic (Jumbo), Greg Avermaet (CCC) o Enric Mas (Movistar). Mikel Landa, que tenía previsto, ser de la partida, tampoco podrá correr, en su caso debido a la pequeña fisura de costilla que padece.

A pesar de ello, la organización sigue adelante y, con el visto bueno de las autoridades galas, la París-Niza contará con 17 equipos, doce de ellos del WorldTour, más cinco ProTeams. B&B Hotels y Circus-Wanty Gobert fueron invitados por la organización a última hora para cerrar la herida abierta en la carrera. Aunque las ausencias son importantes y deslucen la participación de la Carrera del Sol, mañana recibirán el banderazo de salida Vincenzo Nibali (Trek), Nairo Quintana (Arkéa), Peter Sagan (Bora), Julian Alaphilippe (Deceuninck) o Romain Bardet (Ag2r), representantes de un pelotón en los huesos.