Bilbao. Como Juanjo Cobo se ha acostumbrado a vivir en el filo, a veces a merced del infortunio, otras de su propia indefinición, ha adoptado lo que él viene a llamar una postura impermeable en la que nada de lo que sucede a su alrededor tiene la suficiente trascendencia como para penetrar su gruesa piel y dislocarle. Su escudo es una sonrisa inalterable que luce, por ejemplo, un jueves de principios de diciembre pocos días después de saber que el Geox de Gianetti y Matxín, con el que había firmado un contrato millonario -750.000 euros- que le solucionaba parte de su vida, desaparecía definitivamente. O, lo que viene a ser lo mismo, ni siquiera la amenaza del paro que se cernía sobre su pelada cabeza desquiciaba entonces al ganador de la última Vuelta.

Quizás por eso, porque había ganado la Vuelta y no podía suceder que se quedase sin correr en 2012. O, también, porque esa mañana había leído en la prensa que Eusebio Unzue le abría la puerta de su equipo, el Movistar, precisamente, porque el mánager del equipo español más poderoso se veía teniendo que explicar, sin saber qué decir, cómo es que el vencedor español de la Vuelta veía las carreras desde el sofá de su casa.

Lo del fichaje de Cobo por el Movistar, zanjado ayer, se ha ido hilando durante todo el mes de diciembre sin que ninguna de las dos partes, ni el ciclista ni el equipo, se hayan desesperado en el proceso. Cobo, porque eligió la impermeabilidad de la distancia y puso todo en manos de Sánchez Sabater, el mismo mánager que lleva a Valverde, lo que acorta mucho el proceso. Y Unzue, porque supo desde el principio de la necesidad de ese rescate. "Si Cobo no encuentra otro equipo, evidentemente, nosotros lo acogeríamos", dijo. Solo el presupuesto, cerrado para ese momento, por lo que era necesario pedir una ampliación a Movistar, era una traba. También los lazos de Cobo con Matxín, su mentor, que Eusebio no quería romper hasta que el director basauritarra anunciase definitivamente que no podía ofrecerle un dorsal. La renuncia del vizcaino la semana pasada a cualquier esperanza de sacar equipo, activó la operación, un cambio de compañía. Cobo salta de los brazos de Matxín, con el que ha conseguido todos sus éxitos deportivos, a los de Eusebio Unzue, que tuvo al cántabro en el Caisse d'Epargne en 2010.

Segunda oportunidad Pese a que aquel fue un año nefasto para Cobo -"los malos resultados de aquel año fueron culpa mía, no tuvo nada que ver con el equipo. A pesar de no rendir, ellos se portaron conmigo estupendamente", reconoce-, el cántabro asume el regreso junto a Unzue como una oportunidad para redimirse. "Entonces fallé y ahora me gustaría tener la oportunidad de compensarle", dice el cántabro, que asegura que la victoria en la Vuelta le ha cambiado. Que ya no piensa en el fracaso. Que ni se agobia ni se siente presionado.

La incorporación del ganador de la Vuelta apuntala el potencial del Movistar, al que en 2012 se suma también Alejandro Valverde. "Supone un salto más de calidad en nuestra plantilla. Cobo ha cambiado la mentalidad y físicamente, y ya hemos visto de lo que es capaz", dice Unzue.

Con Cobo en el Movistar, queda aún en el aire el futuro de su amigo David de la Fuente, otro de los damnificados por la desaparición del Geox, que sigue sin encontrar equipo.